sábado, 29 de diciembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES RECLAMAR TU SITIO

Miguel y María tienen un hijo de 11 años.

*UN POLLITO EN EL PORTAL*

Desde siempre, que yo recuerde, a mi hijo le gusta jugar con las figuras del belén.  Como el nuestro es de barro, le compramos uno de plástico para que jugara. Había uno para jugar y otro que no podía tocarse. Hace unos años que ya le dejo jugar con las figuras de barro si lo hace con mucho cuidado, y el resultado es muy divertido porque ¡mi belén está vivo! Cada día, las figuras aparecen en un lugar distinto.

Hace un tiempo encontramos, no recuerdo dónde, la verdad, un pollito del tamaño del belén; no pegaba demasiado, pero era muy divertido y decidimos incorporarlo al portal con el resto de animales. Un día -jugando- le dije a mi hijo que él era ese pollito y lo puse a la cabecera del Niño Dios. La idea cuajó y desde entonces es una de las figuras más importantes de nuestro belén. Cada Navidad, el pollito feo y despeluchado reclama su sitio al lado de la Sagrada Familia. Muchos días, lo confieso, tengo envidia del pollito.

En este tiempo de Navidad *el desafío en familia* es reclamar tu sitio, como cualquier figura del belén. Qué descansado es estar al lado de Jesús y cómo consuela sentirse querido por Él. Puedes ser un pollito, una lavandera, un pastorcillo o una araña, eso es lo de menos. Vuelve a ser un poco niño y juega con tus hijos (sobrinos, nietos...), juega solo o en familia. Imagina historias que suceden alrededor del portal. Porque como dice el Evangelio "Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos" (Mt 18, 3). Ánimo, que aún estás a tiempo.
¡Feliz Navidad!



sábado, 22 de diciembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES VER LO IMPORTANTE

María y Álvaro tienen una hija de 2 años y otro en camino

*PLANEANDO LAS VACACIONES*

Estábamos organizando las Navidades -planes por aquí y por allá, nosotros en el centro, individualmente… -buscando que nos dé tiempo a hacer todo lo que queremos hacer y ver a la gente que queremos ver, tener nuestros espacios... organizando "nuestras vacaciones", en definitiva. 
Y al escuchar el Evangelio de este domingo, que relata la visita de María a su prima Isabel, no me he imaginado a Isabel haciendo esperar a su prima, sino soltando lo que tiene entre manos y atendiendo a María. Sus palabras muestran que todo se remueve en ella, que Juan salta en su seno, que nada hay más grande ni más importante que la presencia de María con Jesús. 
Yo, en cambio, no soy capaz de dejar mi estudio, las compras de Navidad, los planes con mis amigos, en un segundo plano, para ponerme delante del Señor y entregarle las Navidades. Parece que vamos a llegar a la comida de Navidad y lo más importante es que lo que me toca llevar esté bueno, lo haya preparado bien (qué duda cabe que esto es importante, pues es una comida de celebración). Pero va a nacer el Niño y toda mi actividad lo tapa. 

Por eso *hoy el desafío en familia* es, con la llegada de estos días sin cole (y algunos sin trabajar), organizarnos alrededor de las cosas importantes, poner el nacimiento de Jesús en el motor de todos nuestras ocupaciones. Quizá reservar el primer momento del día… o el último, pero no dejar que pase ese rato aparentemente sin nada que hacer más que contemplar al Niño Dios, como lo hacían María y José.



sábado, 15 de diciembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES ABRIR EL CORAZÓN A LA ALEGRÍA

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 6 y 8 años

*LA TRISTEZA DEL HOMBRE VIEJO*

Huele a Navidad. A una semana de distancia, presentimos la llegada del Señor… y de las vacaciones. A veces estas fiestas nos sorprenden con sentimientos enfrentados: ante tanto amor, y tanta celebración, hay una reacción de rebeldía y de tristeza. 

Unas veces, es sólo que estamos tan cansados que ya no recordamos por qué nos afanábamos tanto: “¿Por qué está todo el mundo tan contento, si yo no puedo con mi alma? ¿Por qué mis hijos quieren que juegue con ellos, con todo lo que queda por hacer?”. Y siento la vida como si fuera un examen al que no quiero presentarme.

Otras veces es más bien que algo en mí se rebela, como Herodes contra ese “nuevo rey” que llega a destronarme. Mi egoísmo, mi comodidad, mis privilegios, sienten nostalgia de esa época en la que eran los reyes, cuando nadie venía a molestar, cuando había tiempo para todo... Es el “hombre viejo” que vive en mí, la posada cerrada al Señor. 
Me pierdo lo más importante, enfrascado en mi tristeza. 

¿Lo que me pierdo? La ilusión, la alegría de los preparativos. Como la que sienten mis hijos cuando preparan el desayuno a mamá y se lo llevan a la cama en una bandeja. Ese momento es tan mágico que a veces mamá se ha hecho la dormida sólo para que ellos puedan prepararlo. 

Estamos tristes cuando nos encerramos. Cuando nos quedamos solos. Pero la vida no es una carrera de obstáculos, ni un examen, es un regalo de quien nos ama. Dios no sólo se hace el dormido para que le lleves el desayuno: se hace hombre, niño, para que le abras la puerta y lo metas en tu casa. Y sí, se le cae la baba contigo. Aunque el desayuno no esté perfecto...

*Hoy el desafío en familia* es abrir el corazón a la alegría. ¿Estás triste? Reza. Contempla a Jesús que llama a tu puerta. Dios quiere dormirse en tus brazos, jugar contigo a la peonza, o a las muñecas, o al cuatro en raya. Quiere compartir su vida con tu familia. No le importa si tu casa está perfecta. Es perfecta para Él. Es todo lo que desea. ¿Estás triste? ¿Por qué no te dejas querer?


sábado, 8 de diciembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES SABERME NECESITADO DE SALVACIÓN

Pascual y Esther tienen una hija de 2 años

*«MAMÁ, YO SOLITA».*

Hemos llegado a la fase infantil de reafirmación y autonomía de la peque. Estamos casi en un diálogo repetitivo de 'No’ y 'Yo solita' casi interminable. Que, además de agotar un poquito las fuerzas, me ayuda a ver cómo me relaciono con mi Padre.

Cuántas veces le digo 'No’ yo a Él y aunque me equivoque mil veces, cual perfecto GPS, me vuelve a acercar a su corazón. Cuántas veces le insisto en 'Papá, yo solita'. Creo que lo hago yo, o que con mis fuerzas podré; lo conseguiré, pienso, cuando a la vuelta de la esquina asoma mi debilidad esperando su turno.

Veo mis retos personales, de matrimonio, en el trabajo… Me siento capaz de solventarlos, proponiéndome un gran plan para ir dando pasos, y no me doy cuenta que necesito de su mano. La misma mano que le insisto a mi hija que coja cada vez que se enfrenta a algún gran reto y ella, como yo, seguimos diciendo 'Yo solita'..

Tras una semana de Adviento, ya comienza a oler a Navidad. Y hoy el Evangelio me provoca un gran eco cuando dice “Preparad el camino del Señor… y todos verán la salvación de Dios”. Tengo claro que debo prepararme y dejarle acercarse a mí... pero yo sigo empeñada en mi 'Yo solita Papá'. Y esto es porque no siempre veo que necesito ser salvada. Necesito cogerme todo el tiempo de su mano. Querría saber dejarme abrazar hasta no necesitar nada más que sentir su corazón latiendo en mi mejilla.

*Hoy el desafío en familia* es reconocer mis 'Yo solita Papá' en mi casa, mi trabajo, mi intimidad. Reconocer dónde necesito ser salvado y prepararme en esos tres ámbitos concretos para su llegada. Déjale un hueco en tu corazón preparado para que lo inunde de su Amor, sintiendo su latir en tu mejilla el día 24. ¡Feliz preparación de la Navidad!



sábado, 1 de diciembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES PREPARARTE COMO LA PRIMERA VEZ

Santi y Sara tienen cinco hijos de 11,9,7,3 años y 2 meses.

*¿ATACADA PERO ALEGRE?*

Cuando en casa viene gente a cenar, hay distintos escenarios potenciales: 
Primero: cuando son amigos; hay varias posibilidades: que lleguen y esté todo hecho (previa decisión entre todos del menú o que nos pongamos originales para probar). Que lleguen y esté todo a medias y ya lo rematamos entre todos. Que cocinen ellos y traigan la compra, incluso. Que pidamos la cena para que nadie trabaje o porque la vida ha sido muy rica y no hemos tenido tiempo. Todo esto, relajados y viviendo en confianza y con tranquilidad.

Segundo escenario: cuando no son amigos o es la primera vez que vienen a casa: tensión con los niños para que salgan de en medio y nos dé tiempo a preparar el menú que tanto nos ha costado pensar (porque no les conocemos y no sabemos qué les gustará, así que eliges algo un poco “universal” para que te salga bien y les guste). Tensión con tu marido para que la mesa esté puesta cuando lleguen y no quede nada más que hacer que recibirles y sentarse cenar…

Comenzamos el Adviento y, pensando en ello, me parecía similar a esta situación. El Señor, un año más, nace para vivir con nosotros, para hacerse hombre. Estamos muy acostumbrados a ello y, a veces, nos relajamos en nuestros preparativos. Está bien relajarse, es nuestro Padre, nos conoce más que nadie, nos quiere por encima de todo… ¡podríamos acogerle hasta en pijama! Pero…¿no te parece que es la conjunción de las dos situaciones la que se hace perfecta para Él? ¿La confianza de que viene “a tu casa” y la necesidad de que esté todo listo para que la acogida sea la mejor posible?

*Hoy el desafío en familia* es empezar a organizar la acogida. ¡Viene el Niño Jesús! Te puedes preparar sin tensión (viene Él, tu Padre, sabes que le gustará lo que hagas) y con la confianza de que llegarás a tiempo y todo estará listo.


sábado, 24 de noviembre de 2018

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES PEGARTE A LOS CIMIENTOS

María y Miguel tienen un hijo de 11 años. 

*AMENAZA DE RUINA*

La familia de mi marido procede de una zona histórica, llena de hermosos monumentos artísticos. La iglesia del pueblo es espectacular, una auténtica catedral. Ha estado cerrada muchos  años por amenaza de ruina. Los cimientos se estaban desmoronando. Después de décadas de esfuerzo acaban de abrirla de nuevo al culto. Todas la autoridades acudieron al evento, y lo que es más importante, acudieron también los feligreses, entre los que nos encontrábamos mi marido, mi hijo, mi suegra y yo. 

Las iglesias, por grandes y hermosas que sean, son obras humanas, pero la Iglesia de Jesucristo tiene unos cimientos irrompibles. Él es la piedra angular.  Ni las lluvias, ni los terremotos, ni el paso de los siglos pueden minarla. Habrá épocas duras, de un sufrimiento tremendo, tal vez humanamente insoportable. Podrá parecer que la Iglesia se tambalea, pero es sólo un espejismo. Debemos confiar en su palabra. Nos lo dice varias veces en las lecturas de hoy: "El Señor reina", "Su reino no tendrá fin", " Su dominio es eterno y no pasa", "Soy rey". Si Él es el rey de nuestra vida, si la Iglesia se apoya en su persona, ¿de qué tenemos miedo? 

*Hoy el desafío en familia* es rezar por la Iglesia, como el papa Francisco nos pide con frecuencia. Estar cerca del papa es una forma muy concreta de seguir los pasos del Señor. Reza sin miedo, con confianza, sabiendo que aunque arrecie la tormenta, si permanecemos muy cerca de los cimientos, nada se pierde. ¡Feliz domingo!





sábado, 17 de noviembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES CELEBRAR LA VIDA

Guillermo y Pilar tienen 5 hijos de 21, 19, 14, 11 y 4 años.

*CÓMO PASA EL TIEMPO*

Dentro de poco es mi cumpleaños, y el de mi cuarta hija, que cumple 12 añitos. Siempre lo solemos celebrar juntas y es un día muy bonito en familia. Y ya, con la edad que voy teniendo, acercándome al medio siglo, me salen las típicas expresiones… ¡Cómo pasa el tiempo! ¡La vida vuela! ¡Todo pasa tan rápido! Solo mirar a nuestros hijos, sus amigos, la casa, ¡todo ha crecido! Hace nada nos estábamos casando y dentro de poquito celebraremos las bodas de plata. Y es que muchas veces nos gustaría que el tiempo se parara, para disfrutar más de los peques o de momentos maravillosos que después van quedando atrás… 

Pero yo pensaba estos días cuántas cosas maravillosas nos ha regalado Dios, a nosotros como matrimonio y como familia, y me brotaba el agradecimiento, también por los momentos malos, que los hemos tenido, porque nos han reforzado. Se me venía esa cita del Evangelio cuando Jesús cura a diez leprosos y solo uno se vuelve para agradecérselo. Y es que muchas veces, en lugar de dar las gracias por los que me rodean, me surge todo lo contrario: el sentir la carga, el no puedo más, quiero que me la quiten, que otro lo haga por mí, yo dimito, paren el tren que me bajo. 

Y sin embargo, los demás son esas perlas preciosas que Dios nos regala para amar, para coger la cruz, para dar la vida. Cuando alguno de mis hijos se queja de que no le apetece algo que tiene que hacer, yo le pregunto: “¿Tú crees que me apetece a mí hacer la cena para ti todos los días?” Y ya no se queja más: da media vuelta, pone cara de circunstancias y se pone a hacer su obligación.

Y yo me pregunto muchas veces: ¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos esto? Porque parece que hoy día lo que está de moda y lo que ven fuera de casa es lo contrario. Creo que la respuesta a esa pregunta es más fácil de lo que parece: *que nos vean felices*. Si ellos nos ven felices, querrán lo mismo que nosotros vivimos.

Por eso *hoy el desafío en familia* es no olvidarnos de pedirle al Señor esa alegría de amar y de dar la vida, de disfrutar todos los momentos con la familia, con la gente que nos rodea, en todos nuestros ambientes. A veces parece que las circunstancias nos pueden y nos apetece borrar con goma por lo menos por un rato a alguno que tenemos cerca, es muy normal. Pero en esos momentos podemos levantar los ojos al cielo y pedirle al Señor esa capacidad que tenía Él de mirar con misericordia y compasión aunque le estuvieran haciendo tanto daño.


sábado, 10 de noviembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES DARSE HASTA QUE DUELA

María y Álvaro tienen una hija de dos años y otro en camino.

*AMAR SIN BATERÍA*

Cansados del día, agotados por todo, físicamente en las últimas y con ganas de dormir. Y justo hoy nuestra hija tiene rabieta nocturna, "No quiero cenar" y toca pelear la cena, hacer acopio de la paciencia que queda escondida en algún rincón de tu cuerpo para poder, con cariño, ser fuerte y constante, pero sin soltar los gritos que apetecen.
Y esto mismo nos pasa con nuestro cónyuge a veces. Que pensamos "Bastante he tenido ya hoy como para que ahora la tengamos por esto o por lo otro".

Pues hoy en el Evangelio, el Señor nos dice que la limosna que más vale es esa pequeña que cuesta, como esa monedilla de la viuda que en realidad lo estaba dando todo. Más que los jaleos que has resuelto en el trabajo, tan grandes y costosos, más que las colas en la compra y que los malestares propios... más que eso, los actos de amor que nos pide cuando parece que ya no nos queda nada, son los que más valora.

Me imagino a la viuda como a los personajes de Robin hood, vaciando su pequeño monedero para sacar lo poco que tiene y entregarlo al Señor, que en este caso es el que lo hace todo nuevo.

Por eso, *hoy el desafío en familia* es amar con las pocas fuerzas que nos quedan, en esos momentos en que parece que ya no queda nada en nuestro monedero, que nuestra batería se ha agotado, pues ahí nos busca hoy Dios. Imagina cómo recibió el Señor a la viuda, cómo le diría “¿Te acuerdas de esa monedilla? ¿De esos pañales que cambiaste? ¿De esa sonrisa que pusiste cuando no te apetecía? Pues aunque no te dieses cuenta, a mí se me estaba cayendo la baba contigo. Con eso, estabas redimiendo el mundo”.



sábado, 3 de noviembre de 2018

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES CAMBIAR LOS APELLIDOS

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 6 y 8 años

*UNA NOTICIA MUY ESPERADA*

Hace una semana hemos recibido una imprevista caricia de Dios: por fin, después de años de espera y oraciones, nos llaman para ir a recoger un papelito, por si queremos cambiar los apellidos de nuestros hijos… Era nada más y nada menos que la decisión judicial por la que nuestros hijos pasaban de una situación de acogimiento a otra de adopción. 

En la práctica, no ha cambiado nada. Menos aún para mis hijos, que no se han enterado. Pero ha cambiado todo. Es como cuando te das cuenta de que estáis embarazados. Parece que todo sigue igual (sobre todo para el padre), pero ha cambiado todo: ya no eres la misma persona, ¡eres padre! 

Hablando con el Señor  de lo que nos ha costado que llegara este momento, y lo poco que lo estamos disfrutando, me di cuenta de que a Él le ha costado mucho más cambiar nuestros apellidos. 
“Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!”

Tú no te das cuenta, pero tus apellidos han cambiado. Has sido amado por encima de todo. “Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo Unigénito, (...) para que el mundo se salve por él”. Por eso pudimos celebrar el jueves la fiesta de Todos los Santos. Con su sangre nos ha limpiado, y nos ha hecho como Él, Hijos de Dios.

*Hoy el desafío en familia* es que te dejes cambiar el apellido. Ya no eres López, ni García. Ahora eres Antonio, Hijo de Dios. Isabel, Hija de Dios. Vales toda la sangre de Cristo, que ha muerto por ti para que formes parte de su familia. Tienes una morada en su casa, ¡para siempre! Como los niños pequeños, tienes Su mano al alcance de la tuya. Sólo tienes que levantarla para ir cogido siempre de tu Padre, que te ama por encima de todas las cosas. 


sábado, 27 de octubre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES MIRAR ALLÍ Y DARTE

Pascual y Esther tienen una hija de 2 años

*«¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?».*

Esta semana ha sido dura y llena de Gracia. Y la guinda del pastel, escuchar a un amigo misionero que volvía de Venezuela. Cuando oigo la realidad de otros países en dificultad, violencia, pobreza, abuso de los poderosos, injusticias... me remueve desde lo más hondo.

No hubo nada de la realidad que nos contó que me dejara indiferente. Gente buscando algo que comer o vender en el basurero, tan solo 6 huevos o 1 pollo a precio de un sueldo mensual, saqueos constantes y violencia de todo tipo. Sin duda, el momento más doloroso fue escuchar y mirar a los ojos a las madres que acompañaban a nuestro amigo. Nos contaba el Padre Jesús, que ante semejante pobreza y ante el dolor de la injusticia, muchas madres se veían obligadas a dejar por 'un ratito' a sus hijos con la vecina. La triste realidad es que no vuelven, porque saben que si se quedan todos morirán de hambre. Salen de su país  buscando un poco de esperanza a cambio de muchísimo dolor físico y emocional. Abandonan el regalo más preciado que tuvieron, para ganar lo que sea, con la esperanza de que la vecina no repudie a su bebé y pueda, con el dinero que le envía, darle algo de comer.

Cuando miro y me hago consciente del infinito número de países sumidos en la pobreza absoluta por unas u otras modalidades del pecado del hombre, me derrumbo. 
Llega hoy fuerte el Evangelio y reduce el dolor de mi semana a la mínima expresión. Veo mi realidad y reconozco que soy una mimada del Señor. Y en ese momento no se conforma con consolarme, mostrándome la comodidad en mi vida, sino que me tiende la mano y me dice “¿Qué quieres que haga por ti?” Me siento profundamente amada, de ahí la necesidad de llorar con Dios su tristeza para con ellos.

*Hoy el desafío en familia* es que el Señor nos abra el corazón para mirar a los ojos a nuestros hermanos que sufren en tantos países. Que nos guíe la mirada donde ellos lloran con desesperación por las atrocidades e injusticias humanas. Que nos sirva este desafío para hacernos conscientes de la 'comodidad' de nuestra realidad. Que nos sirva para preguntarle al Señor dónde podemos profundizar en nuestra caridad para con ellos.


sábado, 20 de octubre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES MIMAR A JESÚS COMO A UN BEBÉ

Sara y Santi tienen cinco hijos de 10,8,7,3 años y una de 1 mes.

*ENGANCHADA A ELLA*

Hace un mes que nació Marta. Ya nos hemos acostumbrado a que hay otro tipo de llanto en casa, a que hay que darle de mamar el tiempo que necesite, a que hay que cogerla en brazos para darle cariño y seguridad…Es todo un cambio, aunque no haga mucho que estábamos así con su hermana. Me asombra lo rápido que se nos olvida el cansancio y la dependencia que tiene de ti un pequeño ser. Tiendes a pensar: “¿No comías y te dejaba aquí en la cuna tan a gusto?”

El otro día pensaba en que tenía muchas cosas que hacer pero estaba “enganchada” dándole de comer a Marta. Acto seguido recapacité: “No estás atrapada, estás haciendo algo que tienes que hacer y que quieres hacer, recuerda”. Sea pesado, cansado o auque no me apetezca, estoy ahí para ella porque, aparte de ser un bebé indefenso, la quiero con locura (la queremos, ¡claro!, jeje). Ahí fui consciente de que nuestra relación con Dios debería ser así, incondicional a los agentes externos que nos despistan de Él, de cuidarle, de tratarlo como lo trataría su Madre. 

Por eso, *hoy el desafío en familia* es mimar al Señor, a Jesús, como el bebé que quiso ser para nosotros. Da lo mismo si tienes niños pequeños o no, incluso si no tienes. Imagina cómo tratarías a uno, con qué cuidado y dándole lo mejor de ti. Ofrécele tu día con esos momentos de cariño especiales y esos tiempos sólo para Él, para que el vínculo que se genera en estas acciones dé fruto y os enganchéis el uno al Otro (Él ya está enganchado, sólo faltamos nosotros).


sábado, 13 de octubre de 2018

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES ENFRENTAR SU MIRADA

María y Miguel tienen un hijo de 11 años

*HABLAR SIN PALABRAS*

Antes ocurría solo los fines de semana, pero últimamente tengo la sensación de que ocurre con demasiada frecuencia. Entre mi marido y mi hijo se cruza una mirada de entendimiento y uno de los dos se arranca:
-Mamá, hoy juega...
- (¡Brrrrrrr!) ¿Otra vez? Pero si jugó hace dos días. 
- Es que eso era la "Champions", hoy es un partido de Liga.
Mi hijo me lo explica con cara de mamánoteenterasdenada.
A veces, incluso, detecto la "conversación" antes de que la verbalicen. Y lo prefiero, porque así tengo tiempo de hacerme a la idea de que otra vez el fútbol me ha fastidiado la tarde.

Jesús también habla sin palabras muchas veces, dice el Evangelio de hoy que "miró con cariño" a aquel joven rico. Siempre me he preguntado cómo miraría el Señor, y me descansa recrearme en esos pasajes: el hijo de la viuda, la llamada de Mateo, la mujer pecadora, el Calvario... y el joven rico. Cómo Jesús les hablaría sin palabras, qué les diría con esa mirada, cómo derramaría su cariño, su comprensión, cómo los amaría. También me gusta pensar que el joven rico tendría otro encuentro con Jesús, una segunda oportunidad, y que esta vez no tendría miedo de seguir a Cristo. Y se iría, por fin, feliz a su casa, a celebrar con los suyos la Buena Nueva. 

*Hoy el desafío en familia* es enfrentar Su mirada. Hoy puedes mirar al Señor y hablar con Él como cualquier personaje del Evangelio. Ponte delante del Sagrario y míralo con valentía, con confianza de hijo predilecto. Él te mira siempre con un inmenso cariño, como un padre mira al más pequeño de sus hijos. Pídele que te descubra qué te aparta de Él, qué defecto o hábito tienes que vencer para estar más cerca de los tuyos (al fin y al cabo, viene a ser lo mismo). Seguramente será algo pequeño: mal genio mañanero, alguna cabezonería, un poco de desorden...y no te vayas triste porque con Su ayuda siempre vencerás. Dios no pierde batallas. ¡Feliz domingo!


sábado, 6 de octubre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES ACOGER LA PROVIDENCIA DE DIOS


Guillermo y Pilar tienen 5 hijos: de 21, 19, 14, 11 y 4

*LOS CAMINOS DEL SEÑOR SON INSONDABLES*

Desde el pasado mes de mayo comenzamos como familia una nueva etapa: sin trabajo, pero con una indemnización y la prestación por desempleo. Desde Dios pensamos que esta situación, a pesar de la incertidumbre en la que nos sitúa, es a la vez una oportunidad para mejorar la conciliación trabajo-familia. Es un paso que nosotros no hubiésemos dado nunca sin este pequeño “empujoncito”. Así que, después de 23 años ejerciendo como informático, nos planteamos un cambio a la enseñanza, lo que implica hacer, para empezar, el máster de profesorado. Es una apuesta arriesgada, pues la indemnización recibida acabará agotándose con los gastos de una familia numerosa.

 “Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa: Tiempo para nacer, y tiempo para morir; tiempo para llorar y tiempo para reír;” Al leer estas palabras del libro de la Sabiduría, me venían a la mente mis tiempos, mis tiempos de trabajo y ahora de paro, tiempos de estudio, de salud, de enfermedad, tiempos que hemos experimentado todos en mayor o menor medida. Y el texto concluye razonando: ”Todo lo que Dios hace llega a su tiempo; pero ha puesto la eternidad en sus corazones, y el hombre no encuentra el sentido de la obra divina desde el principio al fin”. Hay mucha sabiduría en estas palabras. Los caminos del Señor son insondables, nos sobrepasan, siempre son mejores que los nuestros y tenemos que estar dispuestos a acogerlos como lo mejor que nos puede pasar. Esta ha sido nuestra experiencia como familia: los caminos por los que nos ha llevado el Señor no estaban en nuestros planes. Los hemos ido acogiendo más o menos conformes y ahora vemos que han sido lo mejor para la familia a pesar de que ha habido momentos duros.

Por eso *hoy el desafío en familia* es pensar en los tiempos que estamos viviendo actualmente y también en los que ya hemos pasado. Habrá de todo, tiempos buenos y tiempos de cruz y sufrimiento. Redescubrir cómo el Señor va haciendo camino con nosotros. Acogerlos todos como providencia de Dios y como el mejor camino para nuestra santidad y para alcanzar la vida eterna.




sábado, 29 de septiembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES FIARSE DEL SEÑOR

María y Álvaro tienen una hija de 2 años.

*“¿AHORA QUÉ QUIERES DE MÍ?”*

Ocho de la mañana. Arreglo a la niña para el cole y me despido de ella y de mi marido. Según cierro la puerta cojo mi móvil, a ver qué hay de nuevo, y descubro que este año no voy a continuar en el trabajo. Se me cae el mundo.
“Señor, he tomado todas las decisiones laborales poniéndote a ti en medio. ¿Ahora qué quieres?”

Me ducho y me voy a Misa, creo que es mejor empezar así el día y ya luego pensar. El Evangelio del día nos habla de poner la luz en alto, no meterla bajo una manta. De nuevo me pregunto: “¿Señor, dónde quieres mis dones?”

Después de una fase de asumir y de ponerme en manos del Señor, veo cómo una vez más el Jefe me dice: "Yo hago todas las cosas nuevas", y me pide que me fíe, que como familia pongamos nuestra vida en sus manos. Siempre nos ha dado el ciento por uno, nunca nos ha faltado de nada. Y una vez más nos pide que le entreguemos la incertidumbre, la duda, la necesidad de seguridades que tenemos. Para que Él pueda hacerlo todo nuevo. 

*Hoy el desafío en familia* es, juntos, rezar entregando a Señor aquello que no entendemos, que no vemos, y pidiendo luz para ver nosotros y para iluminar desde nuestra familia al mundo.



sábado, 22 de septiembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES VER A DIOS EN EL OTRO

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 6 y 7 años.

ACOSTUMBRADOS AL MILAGRO

Cada vez que salgo a la calle pierdo impepinablemente las gafas de sol graduadas… ¡Menos mal que impepinablemente también aparecen en el bolso de mi mujer! Es un milagro que no pierda la cabeza, me suelen decir. Lo que es un milagro es que ella no pierda la paciencia. 

Pero es fácil acostumbrarse al milagro. Damos por supuesto todo lo que el otro hace por nosotros, y nos fijamos más bien en lo que deja de hacer. Eso es lo que le pasaba a los apóstoles con Jesús. Vivían a diario con Dios hecho hombre. Lo veían actuar a cada momento por amor. Le oían decir que iba a entregar su vida por ellos. Y no se enteraban de nada. Están -estamos- enzarzados en discusiones por ver quién es el primero, quién tiene más razón, en definitiva, quién gana.

A veces mi mujer me pregunta por qué la quiero. Siempre me pilla por sorpresa, porque no es fácil, así, a bote pronto, acertar con las palabras. ¿Porque me encuentra las gafas de sol? ¿Por que sin ella los niños irían desnudos al cole? Insuficiente, aunque alargase la lista indefinidamente. ¿Porque sin ella estaría perdido? Demasiado facilón. Aunque cierto. ¿Porque ella es la que hace que mi vida sea un milagro? 

¿Poesía barata? ¿O es que, como los discípulos, nos hemos acostumbrado a los milagros? Por el matrimonio, mi esposo, con sus defectos, es para mí el rostro de Dios. Necesito mirarle con ojos nuevos, como el regalo que Dios me ha dado para alcanzar la felicidad, la santidad.

*Hoy el desafío en familia* es dejar que Dios se transfigure en mi esposa o esposo. Recuerda todo lo que habéis recibido, todo lo que admiráis el uno del otro. Atreveos a miraros a los ojos durante al menos… un minuto seguido. Desempolvad el milagro de vuestro amor. Y dad gracias a Dios por os lo ha concedido.



viernes, 14 de septiembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES NEGARTE Y SEGUIRLE

Pascual y Esther tienen una hija de 2 años

*VOLVIENDO A LOS INICIOS*

Esta semana hemos celebrado nuestro aniversario, nuestro amor. Miro la foto de nuestra boda y... ¡cómo hemos cambiado!
Hace unas semanas leíamos cómo se deben entregar el marido y la mujer mutuamente. Sometiéndose el uno al otro. Entregándose como Cristo lo hizo por su Iglesia. Estos años han sido claramente un entrenamiento y solo han supuesto un comenzar a caminar.

Hoy el Evangelio añade: negarse, cargar la cruz y seguirle. Esto me ha hecho reflexionar: aquel día 13, en el que nos brillan los ojos y nuestra sonrisa refleja claramente felicidad, donde lucíamos unos nuevos y brillantes trajes de boda y estábamos rodeados de mucha gente querida, no era precisamente el día en que planteaba someterme o negarme a mí misma como mi primera preocupación.

Hoy negarse a sí mismo adquiere su verdadero sentido, cuando muchos de nuestros planes no coinciden con lo que Él había pensado. Poco a poco, sin prisas, nos muestra qué quiere de nosotros y cómo. Unas veces son cuestiones de trabajo: ¿estoy donde creíamos/quisimos estar?; otras dónde habíamos pensado que viviríamos, y otras quizá de un tono mayor: ¿quién no se planteó nunca si prefería más o menos hijos?... Y así podemos seguir revisando nuestras primeras conversaciones de recién casados. Lo más importante es que te pone en la mano a alguien muy especial, tu esposo. Tu compañero de viaje, en ese camino por el que habéis elegido seguirle, juntos con Él.

*Hoy el desafío en familia* es mirar hacia atrás viendo su obrar en vosotros. En qué cosas nos dejamos hacer, nos negamos a nosotros mismos para seguirle. Y con todo, cogeros bien de la mano, para seguirle, ayudándoos a negaros aceptando vuestra cruz.



sábado, 8 de septiembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES APRENDER A PERDONAR Y PEDIR PERDÓN

Sara y Santi tienen 5 hijos de 10,8,7, 2 años (¡y el lunes ya estará Martita!).

*MIENTRAS APRENDEMOS A MIRAR*

El otro día, mi hijo mayor y yo tuvimos una agarrada interesante. El motivo no era muy distinto a posibles discusiones de otros días, pero vamos… Si juntamos que yo estoy un poco al límite, que ellos están a finales de verano, que tienen muchos cambios cerca y que los dos somos de saltar rapidito…¡ya está la bomba preparada!

El caso es que en esta ocasión, en vez de ir a buscarle al poco para hablar con él, me enroqué en mi enfado y así estuve hasta las 7 de la tarde. A la espera de que se diese cuenta de que me había enfadado un montón y de que la situación le resultase incómoda y se acercase a hablarme. 

Total, que lo pasé fatal todo el día, como puedes suponer. Lo curioso es que llevamos, Santi y yo, leyendo y hablando del perdón ¡todo el curso! Y parece que se había evaporado todo aquello. Qué manía tenemos de llenar nuestra cabeza y emociones con “cosas” y eliminar lo que nos ayuda a ser más felices, a crecer en el amor, a unirnos a Cristo y a los demás.

Es curioso que yo esperase que mi hijo de 10 años hiciese algo que yo no era capaz de hacer por mi enajenación, por mi ceguera, por aferrarme a los sentimientos negativos. Quería que él fuese el que abriese los ojos a la reconciliación, a la calma, a la paz…cuando es Él el que nos da todo eso.

Por eso, *hoy el desafío en familia* es aprender a perdonar y pedir perdón, que dejes que Él te diga “Ábrete” . Que te ayude a oír y ver lo necesario para ser capaz de pedir perdón y perdonar. Debemos recordar eso de que hay que perdonar hasta 70 veces 7, y que sólo en Él encontraremos la fortaleza para hacerlo y que nos cambie la mirada


sábado, 1 de septiembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES TENER UN DETALLE CARIÑOSO

María y Miguel tienen un hijo de 11 años.

*UN TESORO EN EL CIELO*

La semana pasada mi hijo me acompañó al súper a comprar algunas cosas.  Él llevaba algo de dinero de sus ahorros porque quería comprar un regalo. En la puerta había un chico vendiendo pañuelos. Al entrar le dije al niño que quería tener un detalle con esa persona  y comprarle algo de fruta para invitarlo a merendar. Como no me llegaba con el dinero que llevaba le pedí a mi hijo que comprara la fruta, que yo le devolvería el dinero. Ya de camino a casa me dijo que no le devolviera el dinero, porque así tendría un tesoro en el Cielo. Su propuesta me sorprendió, me enterneció y me emocionó a partes iguales. Sé que está poniendo en práctica lo que tantas veces le han contado en catequesis. Que está copiando y que no es nada original, pero si a mí me emociona ese gesto ¿cómo no va a emocionar a su Padre del Cielo?

Qué originales queremos ser a veces. Nos complicamos demasiado y las cosas son mucho más fáciles de lo que pensamos. El Señor nos dice que seamos "sencillos como palomas". No hace falta mucho para ser feliz y tampoco hace falta mucho para hacer felices a los demás: una sonrisa, un beso, un gesto amable. El Señor nos dice: "Ama al prójimo como a ti mismo". Haz por los demás lo que te gustaría que hiciesen contigo, es sencillo, aunque no es nada fácil .

*Hoy el desafío en familia* es tener un detalle cariñoso con alguno de los miembros de tu familia. No tiene que ser algo grande o extraordinario: una llamada, una conversación, un mensaje, una sonrisa, una mirada cómplice, un helado, un paseo, recoger el correo... lo que quieras. No hace falta que seas original, simplemente ama al que el Señor te ha puesto cerca y así serás más feliz en la tierra y  tendrás un tesoro en el Cielo. ¡Feliz domingo!


domingo, 26 de agosto de 2018

HOY EL DESAFÍO ES IMAGINAR SU CARA DE FELICIDAD

Pilar y Guillermo tienen 5 hijos: de 20, 19, 14, 11 y 4

*UN GRAN TESORO*

En estas vacaciones hemos coincidido con un matrimonio cuyo tercer hijo, Pablo, de 3 añitos, tiene el síndrome de Down. El chico es muy avispado y simpático. A veces se juntaba con nuestro hijo Guillermo, de cuatro años, que hacía pandilla con algunos otros niños de la misma edad. Me encantaba observar a Pablo, pues no paraba de sonreír y dar gritos de alegría, aunque no se metía en el juego: estaba como en su mundo. Al poco tiempo se salía del grupo y se alejaba dando saltitos, como si nada. Transmitía felicidad, descomplicación... "Así quiere Jesús que seamos", se me ocurría.


Un día, en el patio, Pablo vino corriendo hacia mí, con cara de felicidad, y me dio una chinita. Yo puse cara de admiración, abrí mucho los ojos observándola, y como si de un gran tesoro se tratase, le di las gracias celebrándolo. Me sentía feliz de que me hubiera elegido. Enseguida salió corriendo dando grititos y rápido se agachó, recogió otra chinita y me la trajo de nuevo; yo lo volví a celebrar y se lo agradecí, y corrió a por otra y así lo estuvo haciendo durante un ratito. Creo que me trajo alrededor de 15 ó 20 piedrecitas que guardé, pues eran para mí algo muy importante, un gran regalo, un tesoro.

Me gustaba pensar que así es Jesús con nosotros: cada cosa que hacemos por Él, aunque sea pequeña o insignificante a nuestro entender, Él lo valora como pequeños tesoros y nos los va guardando. Y me ilusiona saber que está siempre esperando que nos acerquemos a ofrecerle todo lo que somos, todo lo bueno y lo no tan bueno, lo grande y lo pequeño, nuestras virtudes y nuestros pecados: si se lo regalamos, Él lo celebra por todo lo alto. 

Creo que eso lo entendieron rápido los apóstoles que le siguieron, porque eran gente sencilla, descomplicada. Por eso le dicen hoy en el Evangelio: "¿A quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna" Es verdad. ¿Quién da en este mundo tanto a cambio de tan poco? Nosotros le damos nuestras pobres chinitas y a cambio Él nos regala el cielo.

Por eso *hoy el desafío en familia* es regalarle todo lo que estamos viviendo con los que nos rodean, los más cercanos, en el trabajo, con los amigos...: nuestros pequeños o no tan pequeños problemas, nuestras dificultades y cruces, también nuestras alegrías y conquistas. Imaginar su cara de felicidad cuando le elegimos para dárselas. El Señor lo acoge todo como si fueran grandes presentes y a cambio, nos regala el Reino.


sábado, 18 de agosto de 2018

HOY EL DESAFÍO ES RECONOCER CUÁL ES NUESTRO CENTRO

María y Álvaro tienen una hija de dos años

*"¿ESTÁS TRISTE?"*

Nuestra hija de 2 años está aprendiendo a identificar emociones: cuando nos hacemos daño nos pregunta si tenemos pupa, cuando nos reímos se ríe también, y cuando nos enfadamos porque desobedece, nos pregunta: "¿Estás triste?"

En esta fase, te das cuenta de que todo lo que haces o dices los niños lo absorben como esponjas.

Ayer se me acercó mi hija, mientras navegaba en el ordenador, dándole vueltas a mis posibilidades laborales de este curso, y me preguntó: "¿Estás triste?" Yo le dije que no, y rápidamente me animé y me puse a jugar con ella a hacer torres de bloques... pero me quedé pensando... ¿Qué les transmitimos a nuestros hijos que nos da la alegría, que nos hace felices? Con nuestros actos, no con nuestros discursos. 

Hoy el Evangelio nos recuerda quién es el que nos da la vida, quién es la fuente de la que mana la alegría: "Si no coméis la carne del Hijo del hom­bre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros". Y es esa vida de la que tenemos que llenarnos y la que tiene que mover nuestro corazón. En nuestra boda leímos el Evangelio de los lirios, y hoy lo recordaba: "Buscad primero el reino de Dios, y lo demás se os dará por añadidura". Cuando estamos tristes es porque hemos quitado a Dios de nuestro centro.

Por eso *hoy el desafío en familia* es volver a centrar la mirada y buscar alimentarnos de Dios, reconociendo que El es el que nos da la alegría de vivir.




sábado, 11 de agosto de 2018

HOY EL DESAFÍO ES LLENARTE DE PAN DE VIDA

 Pascual y Esther tienen una hija de 2 años 

VACACIONES INTERRUMPIDAS 

Este verano se presentaba como un reto. Aunque la peque era un año mayor, había que contar con varias pruebas personales que nos acompañan. Aún con todo, haríamos lo posible por tener vacaciones. 

Sin embargo, el hombre propone y Dios dispone.

 Comenzamos las vacaciones con un planazo y todo salía rodado. Pero en el mejor momento, seguro que os ha pasado alguna vez: alguien se pone malo, se tuerce un tobillo, os llega una mala noticia de las familias de origen,... ocurre algo que parece que cambia todos los planes y los 'chafa' aparentemente. 

 La primera reacción, casi natural, es quejarme: Pero si todo iba bien, si era Tu plan y no el mío, si he hecho todo lo necesario y he tenido en cuenta todos los factores... ¿porque ahora tengo que suspender 'mis vacaciones'? Como si fueran de mi propiedad y no un regalo... Y surge una visión egoísta: ahora a romper todos los planes de 'mi descanso', con todo lo que me ha costado... 

 Mi enfermedad volvió a tocar a la puerta y frenó todas las marchas por el monte, las buenas comidas, juegos con la peque y actividades con la parroquia... pero nos centró. Nos hizo reflexionar. ¿De qué estábamos descansando? En ese descanso, ¿cómo llenábamos el corazón? El estómago no dejamos de llenarlo con un buen chuletón de esos que le hacen brillar los ojos a mi marido, pero viendo la lectura de hoy me doy cuenta de que no lo acompañábamos con el mejor Pan.

 Mi enfermedad nos dio la oportunidad de llenarnos del Pan de vida. En plena crisis, la Eucaristía parece ser el más maravilloso regalo, llega a tu corazón y todo lo inunda, se crece en ti hasta lo más profundo de tu alma... y me lo estaba perdiendo distraída entre manjares para el estómago. 

 Hoy el desafío en familia es no distraerse, llenarse del Pan de vida y disfrutar plenamente de las vacaciones. No permitamos que los cambios de planes, las preocupaciones, los retos y pruebas nos sirvan para alejarnos, sino que sean buen instrumento para abrazarnos más fuerte y saciarnos del alimento de vida eterna. Él nos está esperando siempre, acompasando el ritmo a nuestro paso para no dejarnos caer y tener momentos plenos, vida plena.



sábado, 4 de agosto de 2018

HOY EL DESAFÍO ES ENFRENTAR TU DOLOR EN FAMILIA

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 6 y 7 años.

*EL SUELO MÁS BLANDITO*

“Es que no es lo mismo andar por la Iglesia que andar por la calle”. 
Esto me lo decía una amiga a la salida de Misa, después de despedirse del cura recién ordenado y de desahogarse a medias con él. No se atrevía a contarle todo lo que había en su alma, a pesar de que él se lo había ofrecido, porque pensaba que no le iba a entender. 
*“No, claro, el suelo de la Iglesia está más blandito”,* resumió sin saberlo su hija de 10 años, que estaba poniendo la oreja en la conversación. 

A veces pensamos que los curas, o la gente de iglesia, no nos van a entender, porque no han experimentado la dureza de la vida real, como si vivieran un mundo más blandito, apto para todos los públicos. Y claro, todas esas historias de Jesús son muy bonitas, pero cuando la vida golpea, ni Jesús ni Disney te pueden ayudar. Estás solo. Nadie va a sufrir por ti. Y eso, no nos engañemos, no es más que una tentación.

Después de hablar largo y tendido con aquella amiga, mi mujer y yo nos dimos cuenta de que realmente su dolor no era para despachar con unos consejitos y unas palmaditas en la espalda. Y nos acordamos de tantas familias que lo están pasando mal: situaciones de paro, la enfermedad o incluso la muerte que llega sin avisar; pero peor que ese daño causado por la vida es el que te infligen las personas, muchas veces dentro de la propia familia: odios infundados, ingratitud, abandono, engaños, violencia de tantos tipos… Estremece pensar en todo ese dolor. ¿Qué respuesta puedes encontrar cuando te encuentras en esa situación? ¿No hay ninguna solución, ninguna salida para el sufrimiento?

Una respuesta es la que nos da hoy Jesús en el Evangelio: “El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed”. Jesús no ha venido para evitar el mal. Lo que promete es saciar una sed más profunda que ese sufrimiento. ¿De qué tienes sed? ¿De sentido? ¿De amor? Él no te quita el dolor, pero te da la fuerza para transformarlo en amor. 

Por eso, *hoy el desafío* es enfrentar tu dolor en familia. No cedas a la tentación de cargar a solas con tu cruz. Busca un familiar, un sacerdote, un amigo con quien compartirla. Ora en familia. Cuando la vida golpea, en familia el suelo está más blandito. Compartida, la Cruz ya no pesa. Y compartido con Jesús, el dolor se convierte en la Cruz que salva. Mi dolor no es en vano: con él completo los padecimientos de Cristo por la salvación del mundo. No pierdas la esperanza: por más que el mal golpee, el amor es más fuerte. 


sábado, 28 de julio de 2018

HOY EL DESAFÍO ES AGRADECER POR TANTO...

Sara y Santi tienen 4 hijos, de 10,8,6 y 2 (y Martita casi fuera).

*¿SIEMPRE TIENE QUE PASAR POR NUESTRO TAMIZ?*

El otro día recordaba cuando me enteré de que estaba embarazada y tenía mil incertidumbres: si otra maternidad supondría mi final laboral, si llegaríamos económicamente (suponía cambio de coche impepinable), qué nos dirían aquellos que nos rodean y no piensan ni viven como nosotros… En fin, ¡un mar de dudas! 
Lo cierto es que ahora me siento, nos sentimos, muy afortunados.

Cómo somos las personas, ¿no? Hasta que nos encaja a nosotras, no nos sentimos tranquilas, satisfechas ni confiadas… Igual que los discípulos de Jesús, nos preguntamos cómo le vamos a dar pan a tanta gente. Y luego resulta que sobran doce cestos. ¿Acaso no nos damos cuenta de que Él nos guía siempre? ¿Que quiere lo mejor para nosotros? ¿Que TODO pasa por algo, lo entendamos o no?

Por eso, *hoy el desafío en familia* es dar gracias al Señor por todo lo que nos da. A corto y medio plazo. Dar gracias por la oportunidad de confiar, por el hecho, no tanto de que hayan salido bien o mal nuestros planes, sino de que, aunque no hayan salido como queríamos, Él aprovecha cada circunstancia para multiplicar nuestra capacidad de amar. En definitiva, GRACIAS.



sábado, 21 de julio de 2018

HOY EL DESAFÍO ES DAR UN ABRAZO

María y Miguel tienen un hijo de 11 años.

*UNA OCURRENCIA DE SUEGRA*

Tenemos a toda la familia diseminada por el territorio nacional. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Una de las ventajas es que  no hace falta planificar mucho las vacaciones, ya que consisten en ir visitando a la familia. Estos días estamos con la abuela paterna. El lunes, Ntra. Sra. del Carmen, mi suegra se arregla para salir de casa y dice: "Voy a ver a Mari Carmen y a darle un abrazo de parte de la Virgen". Mari Carmen es una amiga suya que está ya muy mayor y apenas sale de casa. Al principio sólo me hizo gracia la ocurrencia pero luego el Señor me hizo ver que era algo más que un gesto cariñoso de amistad. 

El Señor, como pastor amoroso, cuenta con nuestra colaboración para llevar a nuestros hermanos su cariño. Lo repite de muchas maneras el papa Francisco: no tengan miedo de mostrar al mundo la ternura del Señor. Él cuenta contigo para llegar a todos. 

Esta semana, *el desafío en familia* es darle a alguien un abrazo de parte del Señor (o de su Santísima Madre), tener un gesto de ternura con un familiar o un amigo que lo esté pasando mal. Tómate unos minutos de descanso, lee despacio las lecturas de la Santa Misa y pregúntale al Señor, verás cómo te hace ver quién lo necesita y cómo puedes hacérselo llegar. ¡Feliz domingo!



sábado, 14 de julio de 2018

HOY EL DESAFÍO ES DEJARSE ENVIAR DE VACACIONES

Guillermo y Pilar tienen 5 hijos de 20, 19, 14, 11 y 4 años.

*EN MEDIO DE LOS FUEGOS ARTIFICIALES*

Estamos de veraneo en la playa, en uno de esos lugares de la costa levantina de playas largas de arena fina y agua cristalina. Una de mis mayores preocupaciones cuando nos vamos de vacaciones es cómo mantener mi vida espiritual en medio de la vida ociosa (o no) del tiempo estival. La verdad es que la llenamos de "obligaciones" geniales: ir a la playa, comer sin prisas, paseos con helado, jugar largas partidas de cartas hasta entrada la noche... alguna quedada con viejos amigos, una paellita en el chiringuito... y ¿dónde meto mi vida espiritual? ¿Tenemos vacaciones de Dios? ¿Será que Dios es el que se ha ido de vacaciones? ¿Me tengo que olvidar de Él durante estos días? En seguida me sale la respuesta: ¡No puedo! ¡Te necesito, Señor cada día!

Por eso, Guillermo y yo estamos intentando no faltar a misa diaria. Nos hemos programado para tener ese hueco tan importante para nosotros. La capilla donde vamos está en un solar al aire libre y es la única que hay en toda la playa, así que no podemos elegir. Los primeros días, en el parking contiguo habían instalado un "mercadillo pirata" que bullía de gente: por todos lados colgaban banderas negras con la calavera, un simpático Jack Sparrow hacía reír a los niños, mientras el público compraba, la música sonaba continuamente y de vez en cuando tracas y petardos estallaban con el alborozo de todos. Al lado unas cuantas ancianitas intentaban seguir la misa. Nosotros también, aunque en el momento del Padre Nuestro o de la paz sonaran los fuegos artificiales... vaya... pero el encuentro con Cristo se produce, te llenas de Él, te da la fuerza.

Estos días he estado recordando otro verano: yo tendría unos 12 años, nuestros vecinos de apartamento eran una familia nortemaericana con la que congeniamos, hicimos amistad con sus hijos pequeños Ben y Bernie. Todos los días, a las 8, cuando estábamos jugando con Ben en la calle, se asomaba su madre a la terraza y le llamaba "¡Ben!"; él con un "Bye" se despedía y subía corriendo a casa. Después de varios días así tuve curiosidad y me asomé a su terraza, contigua a la nuestra. Allí estaba toda la familia rezando el rosario. Eso me impresionó mucho, nunca había visto a nadie rezar el rosario. Los rosarios para mí eran para colgar en la cabecera de las camas de las abuelitas. ¡Yo quería ser como ellos! También me explicaron que Bernie era el diminutivo de Bernardette y me regalaron una estampa de la niñita de Lourdes en el momento de la aparición de la Virgen. Aún la conservo. 

Muchas veces le he dado gracias a Dios por haberme puesto a esas maravillosas personas en el camino. Quiero ser como ellos, vivir mis vacaciones como si Dios me enviara. "Id de dos en dos", nos dice en el Evangelio. Alguna vez he escuchado que ahí Jesús también se refería a los matrimonios cristianos, pequeñas iglesias domésticas donde Él está presente.

Por eso *hoy el desafío en familia* es sentirse enviado por Cristo. Allá donde vayamos de vacaciones nos encontraremos con mucha gente. Muchos quizá no habrán oído hablar de Jesús, quizá nuestros hijos se encuentren con muchos niños que no saben de Dios. Por eso hemos de vivir en el Amor que nos une y mostrarlo sin avergonzarnos, vivir de la mano de María estos días de descanso para poder hacer presente al Señor en medio del ruido de los fuegos artificiales.