sábado, 29 de febrero de 2020

HOY EL DESAFÍO ES CONTAR CON EL SEÑOR

María y Álvaro tienen dos hijos de uno y tres años

¿OPORTUNIDAD O TENTACIÓN?


Después de meses de espera, me ha llegado una oportunidad de trabajar. El trabajo me gusta, el horario es bueno y la localización también. Pero no es mucho dinero, y no tenía claro si compensaba aceptarlo o no.

En este momento de toma de decisiones he sentido la necesidad de leer el Evangelio y... me ha pillado de lleno.  Me ha hecho plantearme cuáles son mis tentaciones en este tema y me ha ayudado a encaminar el discernimiento. No es fácil a veces ver cuál es la mejor opción, qué es lo que necesitamos ahora. Para mí, para Nosotros, para nuestra familia. Pero es cierto que esa incertidumbre se clarifica siempre (al menos un poco) cuando ponemos a Dios en medio de la ecuación, como cristal a través del cual miramos el dilema.

Por eso el desafío en familia es identificar nuestras tentaciones y dejar a Dios entrar, colocarle en el centro y dejar que nuestras decisiones pasen siempre por sus manos.


sábado, 22 de febrero de 2020

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES ABRAZAR A TU ENEMIGO

Antonio e Isabel tienen una hija de 9 años, un hijo de 8 y un bebé de 6 meses

¿ANTES O DESPUÉS DE CRISTO?

Se lo comen a besos. La llegada del bebé a nuestras vidas ha desplegado una capacidad de ternura que no podíamos imaginar en nuestros hijos mayores (sobre todo en el niño). Eso sí, no les pidas, no te atrevas a sugerir que desvíen uno de esos besos y cucamonas para su otro hermano. ¡Qué caras de asco! En eso no han cambiado: siguen acusándose, picándose el uno al otro, hasta el punto de que hemos decidido que para conseguir sus pegatinas no vale con hacerse la cama, o ser ordenados o no quejarse (que también). Hace falta que tengan algún detalle "espontáneo" con su hermano o hermana mayores. 

Ya se sabe: es la forma típica de quererse entre hermanos, pero no queremos acostumbrarnos. Y lo mismo sucede en un montón de relaciones familiares: no soportamos los achaques de los abuelitos, o las manías de los cuñados. Incluso a veces, a quien más nos cuesta perdonar es a nuestro esposo. Y, más aún, nos cuesta perdonarnos a nosotros mismos.

Pero Cristo ha venido a transformar el mundo con la revolución de la ternura. Marca un antes y un después y te pide que le sigas en su amor excesivo: que pongas la otra mejilla, que toques al leproso, que te dejes crucificar. Eso sí, te lo pide desde el amor: sólo si nos sentimos tan amados, tan abrazados, tan perdonados por él como un bebé en brazos de su madre podremos transmitir a los demás ese cariño que hemos recibido.

Por eso hoy el desafío en familia es encontrar a tu "enemigo" y abrazarlo de todo corazón. Y en ese abrazo, hacer sentir a tu prójimo el amor con que Dios le ama.


sábado, 15 de febrero de 2020

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES LLEGAR AL COGOLLO.

Sara y Santi tienen 5 hijos de 12, 10, 8, 4 y 1 año.

LO IMPORTANTE ES LO IMPORTANTE.

El otro día estábamos comiendo brécol y vi que habían cocinado sólo los "arbolitos" y habían tirado el tronco. Mi cabeza (y bolsillo) de familia numerosa cortocircuitaba: "Si eso también se come", "Si lo preparas así está bueno", "Si es importante".

Con esto me di cuenta de la tendencia que tenemos a quedarnos con lo superficial y fácil,que no intentamos descubrir lo que nos ofrece el cogollo de las verduras o de la vida (y eso lo ven nuestros hijos).

¡Qué arriesgado me parece funcionar así! ¿Me gustaría que no quisieran conocer mi "cogollo"? ¿Intento llegar al fondo en mi relación con el Señor? ¿Vivo de forma superficial los mandamientos?

Hoy el desafío en familia es llegar al cogollo en nuestras vidas y en nuestra relación con Dios. No vivir en las hojas externas, sino buscar el tronco. Buscar el verdadero significado de su mensaje para alcanzar la delicadeza de trato que Él merece.



sábado, 8 de febrero de 2020

ESTA SEMANA EL DESAFÍO ES DAR BRILLO

María y Miguel tienen un hijo de 13 años

¿QUIÉN ME MANDA A MÍ METERME EN ESTOS LÍOS?

A la vuelta de las vacaciones lo veo todo de color de rosa. Nada me agobia. Este curso va a ir genial, me digo a mí misma. Conforme avanza el tiempo, el cansancio va haciendo mella en mi ánimo y empiezo a plantearme cómo me he metido (y he implicado a mi familia) en tantos berenjenales: la catequesis, el grupo de matrimonios, aquel curso para padres al que me apunté... ¿Quién me manda a mí? Y lo hago con gusto, lo hago porque quiero, pero, vamos, que el desánimo hay días en que me gana la batalla y necesito repetirme que es mi Señor el que me lo pide y que Él me dará las fuerzas. 

Ciertamente debemos ser prudentes y no cargar con más de lo que nos permiten nuestras fuerzas y nuestras obligaciones laborales y familiares pero también dice el Señor que " no se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín". Si tienes la suerte de conocer la Buena Nueva, debes dejar que otros también la conozcan. Esa luz que has recibido no es tuya, tienes obligación de transmitirla. Hay muchas formas de hacerlo. Puedes echar una mano en la parroquia (los lectores están muy bien valorados últimamente) o en cualquier otro sitio: una ONG, el colegio de tus hijos, la asociación de vecinos...

Esta semana el desafío en familia es dar un poco de brillo a tu luz para que no quede escondida. Puedes buscar un sitio donde echar una mano: pasar el cepillo en la iglesia, leer u ofrecerte para apoyar una actividad. Puedes poner guapos a los niños para asistir a la misa dominical y mostrar así la belleza de una familia cristiana. Puedes aceptar de nuevo ese encargo con el que te comprometiste  hace meses y que ahora se te hace pesado, para llevarlo así con una alegría renovada. Lo importante es no esconder tu luz y darle brillo para que Dios pueda alumbrar a otros a través de ti. ¡Feliz domingo!


sábado, 1 de febrero de 2020

HOY EL DESAFÍO ES DAR A LA MISA SU LUGAR

María y Álvaro tienen una hija de 3 años y un hijo de 11 meses

"YO HOY DOY GRACIAS POR LA MISA".

 Con 3 años y la enana dice esto cuando por la noche damos gracias cada uno por algo. Impresiona porque me planteo cómo es posible que tan pequeña reconozca algo tan grande. Y me hace pensar que al final los niños se quedan con lo bueno, con esa sinceridad que les caracteriza y con esa sencillez que les hace decir las cosas como las piensan. 

En el Evangelio, Simeón dice 
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel». 

Y solo puede decir esto porque reconoce a Jesús cuando le ve, dentro de su sencillez y su vejez. Igual que nuestra hija dice que da gracias por la misa, porque hay un bien en ello, porque es algo que se le ha regalado y se le ha presentado como bueno. 

Cuántas veces nosotros encajamos la Misa como podemos, intentando que no interfiera con nuestros planes, sin colocarla en el lugar central, sin reconocer lo grandioso de Dios haciéndose presente entre nosotros.

Por eso hoy el desafío es darle a la Misa su lugar, en familia: prepararnos para celebrarla y, aunque la Misa con niños es toda una aventura, vivirla con alegría y con los brazos abiertos al Dios que nos acompaña en esta misión de ser familia.