sábado, 24 de abril de 2021

HOY EL DESAFÍO ES SER EL BUEN PASTOR

María y Miguel tienen un hijo de 14 años.

UN CLON 

Con mucha frecuencia, cuando oigo hablar a mi hijo, creo estar oyendo a su padre: el mismo equipo de fútbol, las mismas opiniones políticas, similares gustos literarios... Les digo que me agotan porque parecen clones: escucho lo mismo por duplicado. Por una parte me enternece y por otra me satura. Un amigo me dijo no hace mucho que ya que ha de imitar, pues todos necesitamos un modelo, tampoco estaba mal que imitara a su padre. Y creo que lleva razón.

Hoy el Evangelio nos lleva a la imagen del buen pastor, que trata a sus ovejas con cariño, con mimo, con dulzura, que diría el papa Francisco. Es nuestro Padre Dios que está dispuesto a todo con tal de recuperarnos. Tenemos la Semana Santa demasiado cerca como para olvidarlo. Y nosotros, como hijos de tan buen Padre, ¿no vamos a imitarlo? Todos tenemos a alguien encomendado, todos podemos imitar al Señor y cuidar de los nuestros como Él cuida de nosotros. 

Esta semana el desafío en familia es ser el buen pastor, mimar a los que te han sido encomendados: esposa, padre, hijos o hermanos. Todos tenemos alguien a quien cuidar aunque sea desde la distancia, con la oración. Una mirada amable, un gesto de cariño, una llamada... haz algo para que tu familia se sienta especialmente querida. ¡Feliz domingo de Pascua!



sábado, 17 de abril de 2021

HOY EL DESAFÍO ES PEDIR CON FE

 María y Álvaro tienen dos hijos de uno y cuatro años.

QUE HAGA UNICORNIOS

Mi hija me ha preguntado con toda seriedad que por qué no hay unicornios (el otro día le expliqué que solo están en los cuentos y me montó el pollo, claro, llena de frustración) y le he contado que algunos animales son de verdad y otros son reales en los cuentos pero no los hay en el zoo o en el bosque... así que me ha mirado muy seria y me ha dicho: «Tenemos que pedir a Dios que haga unicornios. Sí, mamá, tienes que pedir a Jesús que haga unicornios, ¿vale?»

Y evidentemente he dicho que vale, pero por dentro he pensado: no me lo creo ni yo. No me creo que pueda mirar al Señor y pedirle unicornios, pero tampoco me creo que le pueda pedir otras tantas cosas que necesito en mi vida, porque a lo Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como, y solo acudimos a Jesús a la desesperada.

Hoy en el Evangelio Jesús pregunta a los apóstoles, recién resucitado "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior?" Y me siento apelada con esta pregunta, como con la mirada inquisidora de mi hija que percibe mis dudas de sentarme ante el sagrario a pedir unicornios.

Por eso hoy el desafío en familia es pedir, tener la fe que transmitimos a nuestros hijos y que tanto nos cuesta vivir. Pídele al Señor eso que quieres, que necesitas, que deseas, tus unicornios. Y pedirlo con fe.




sábado, 10 de abril de 2021

HOY EL DESAFÍO ES ELEGIR EL AMOR

Antonio e Isabel tienen tres hijos de diez, nueve y un año.

SI NO LO VEO, NO LO CREO

A veces pasamos tiempos duros. Otras parece que hacemos de la queja un deporte. Yo, por ejemplo, me quejo de no dormir, cuando amigos nuestros están sin trabajo, o con un hijo enfermo, o despidiendo a un abuelo que está en sus últimos momentos. Amigos que a pesar del dolor no dejan de sonreír. Se diría incluso que saben ser felices.

Parezco Santo Tomás: en medio de la alegría de que Cristo ha resucitado, es el único que sigue depre y amargado. Parezco impermeable a la alegría de la Pascua, como si no fuera conmigo, como si no hubiera pasado de verdad.

Pero la Resurrección no es una historia bonita. Significa que está aquí, conmigo, compartiendo mis cruces y mis alegrías. 

Significa que el paro, o la enfermedad, o los egoísmos que tan infelices nos hacen, nada de eso tiene la última palabra. Ni siquiera la muerte. La última palabra la tiene el amor.  

No tengo que esperar a que mi hijo me deje dormir o a encontrar trabajo o la curación para ser feliz. El cielo ya está aquí. En el amor de mi familia y de mi Iglesia.

Con la ayuda de Jesús, por muy enfermo que esté, por mucho que lleve en paro, por mucho sueño que tenga, por muy solo o pecador o incapaz que me sienta, puedo amar. Y no solo eso. Dios ha muerto y resucitado para venir a buscarme, para recibir mi amor como un regalo maravilloso. Como a Tomás, Jesús me dice: No seas incrédulo, sino creyente. Ama. Cree en la buena noticia. 

Por eso, hoy el desafío en familia es que elijas amar. Cuando se te haga cuesta arriba, cuando cueste creer que hay salida al otro lado del túnel, elige amar con el amor de Jesús. Elige creer que ese amor va a dar su fruto. Verás como dentro de poco no necesitarás la fe para paladear la presencia gozosa de su Espíritu.



sábado, 3 de abril de 2021

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES PERMANECER EN LA ESPERANZA

Santiago y Sara tienen 5 niños de 13, 11, 9, 5 y 2 años.

SIN CRUZ NO HAY SALVACIÓN NI FELICIDAD.

Echando un vistazo a otros retos, pensaba en las dificultades más comunes que solemos tener: problemas laborales, altibajos matrimoniales, dificultades con hijos, desencuentros familiares, dudas espirituales…

Todas estas “piedras” en el camino nos hacen perder la esperanza alguna vez, nos hacen vivir momentos de sombra, tristeza y desierto. Así me sentía yo respecto a la relación con mi padre, pues “no terminábamos de enganchar” y faltaba algo.

Cómo es Dios, ¿verdad? Cuando parece que estás sola y las cosas no se van a enderezar…¡pamba!: una mirada cómplice de tu marido, un adolescente con un buen día, una vía de reconciliación familiar, una solución laboral… La Luz llega para que no pierdas la esperanza y puedas perseverar.

Incluso en este tiempo cansino, a muchos nos ha regalado momentos especiales. Para nosotros en forma de reconexión, pues el abuelo “ha despertado”, gracias a la mano providente del Señor, y ahora hay una relación fluida con él y podemos hablar de muchas cosas, nos sentimos más queridos (y él también), tenemos muchos más momentos juntos.

Por esto y por las experiencias que te hayan venido a la memoria, hoy el desafío en familia es permanecer en la Esperanza (en la Verdad) para poder apreciar la Luz del perdón y de la salvación que un año más celebramos con la Resurrección.