sábado, 27 de junio de 2020

HOY EL DESAFÍO ES REGALAR UNO DE TUS PELUCHES.

María y Miguel tienen un hijo de 13 años

POCOYÓ

Tengo un sobrino que vive muy cerca de casa.  Tiene dos años y es adorable. Mi hijo lo quiere muchísimo, así que le propuse que le regalara su peluche de Pocoyó porque creo que le va a encantar.  Aunque hace años que no juega con él (estoy segura de que ni siquiera recordaba que existiera) le cuesta desprenderse del muñeco. "Tu primo es lo más parecido a un hermano", le digo para estimularlo. Todavía está en plena lucha interna, espero que gane la generosidad...

Las lecturas que hoy nos propone la liturgia van de eso, de generosidad, aunque no lo parezca en un primer momento. Algunas partes suenan un poco duras: "El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí ". ¿No enseña el cuarto mandamiento que es bueno y justo amar a los padres? ¿No es la nuestra la religión del amor? Pienso que debemos leer todas las lecturas en su conjunto para entender lo que la Iglesia trata de transmitirnos hoy.  Si meditas despacio, parece que el Señor te dice: no te apegues a nada. Yo nunca me dejo ganar en generosidad. Yo doy el ciento por uno en esta vida y en la otra. No dejes que nada se interponga entre tú y Yo.

Ser generosos con Dios es difícil.  Estar dispuestos a aceptar la cruz que nos toque no es tarea sencilla.  El Señor no nos pide que renunciemos a las cosas buenas: opiniones, cosas materiales, posición social... pero sí que no nos apeguemos a ellas. Nos pide el corazón libre. Que nada se interponga en nuestra relación con Él. Que seamos conscientes de que todo eso no es un fin en sí mismo. 

Para  alcanzar la libertad que trae el desprendimiento, debemos entrenarnos con pequeñas renuncias. Por eso hoy el desafío en familia es regalar uno de tus peluches: cede tu punto de vista en ese asunto poco importante en el que te has empeñado, olvida esa pequeña metedura de pata de tu marido o de tu mujer (seguro que fue por torpeza, no por maldad), da por zanjada aquella discusión con tus hijos que no os lleva a ninguna parte, olvídate de ese detalle que no tuvieron por tu cumpleaños...Despréndete un poco de tu ego. No perderás tu paga, te lo asegura el mismo Jesús. ¡Feliz domingo y feliz verano!



domingo, 21 de junio de 2020

HOY EL DESAFÍO ES CAMBIAR EL CORAZÓN

Almudena y David tienen tres hijos de 18, 16 y 14 años.

FRUTOS DE LA DESCONFIANZA

Hace unos años, mi marido dejó de confiar en el Señor. Una serie de reveses, problemas con la hipoteca, el trabajo, los hijos adolescentes… De pronto parecía convencido de que nada iba a salir bien. 

Poco a poco, sin darnos cuenta, los frutos de la carne se han ido instalando en casa: ira, impaciencia, falta de comunicación entre nosotros, necesidad de evasión constante… 

Hasta que un día, hablando con mi sacerdote, me sugirió pedir ayuda al Espíritu Santo. Cada vez que la vida nos puede, cada vez que tengo que reñir a mis hijos o aconsejar a mi marido, digo Espíritu Santo, échame un cable. Cambia su corazón. Y el mío. Dame más paciencia, más alegría, más amor.

A veces parece imposible superar un defecto, cambiar de forma de ser. Realmente lo es: es imposible para nosotros, pero no con la ayuda de Dios. Últimamente mi marido y yo hemos empezado a invocar juntos al Espíritu. ¡ Y vaya si se nota!

Por eso hoy el desafío en familia es cambiar el corazón. Pide un corazón como el del Señor, como el de su madre, que estaban llenos de amor. Dios, que es un padrazo, no se va a negar. ¡Feliz domingo!


sábado, 13 de junio de 2020

HOY EL DESAFÍO ES RECUPERAR LA ILUSIÓN

Isabel y Antonio tienen tres hijos de 9 y 8 años y 10 meses. 

COMO LA PRIMERA VEZ

¡Que ilusión! Nuestra hija cumplía un año justo de su primera Comunión el lunes que, por fin, cambiamos de fase y ya se podía ir a misa de forma presencial. De hecho, estaba muy nerviosa, y a la vuelta celebramos con una cena especial que habíamos confesado y comulgado por primera vez en mucho tiempo. 

Han pasado cuatro semanas, y la ilusión se ha enfriado un poco. Para los niños era bastante más cómodo oír misa desde el sofá de casa que en la iglesia,con mascarilla y sin poder tocar nada. La frase que más se repite durante la Eucaristía es "¿Cuánto queda?". 

Es un buen momento para escuchar al Señor: "Si conocieras el don de Dios y quién te está hablando…". Ahora que volvemos a la normalidad, tenemos tanta prisa, tantos objetivos, tantos deseos incumplidos, que nos olvidamos de lo importante, porque a veces es algo tan sencillo que es casi aburrido.

Pasa como con las horas en el parque. Antes lo veíamos con nostalgia desde el balcón. Ahora cuesta salir de casa. Pero no podemos olvidar lo mucho que necesitan nuestros hijos hacer la "fotosíntesis". 

Pues algo parecido pasa con la Eucaristía. Sin tu luz y tu calor, Señor, poco a poco vamos perdiendo las fuerzas, la vida espiritual. Se nos embota el corazón. 

El otro día, en el coche, le pregunté a mis hijos si sabían lo que era una cita. "Sí, cuando dos enamorados quedan a una hora, con las flores y los bombones", me contestó la mayor. Pues el enamorado que te está esperando con las flores… es Jesús. 

Por eso hoy el desafío en familia es recuperar la ilusión por ir a Misa. A veces es algo tan sencillo como mirarla como si fuera la primera vez que vamos a recibir al Señor… o la última. Dile muchas muchas veces, las ganas que tienes de recibirlo. 


sábado, 6 de junio de 2020

HOY EL DESAFÍO ES HACER ESPECIAL LO ORDINARIO

Santi y Sara tienen 5 hijos de 12, 10, 8, 4 y 1 año.

¿YA SE TERMINÓ LA TEMPORADA ESPECIAL?

En estos tiempos tan peculiares en los que estamos con nuevas rutinas a las que nos tenemos que acostumbrar (aunque nuestras cabezas se rebelen más de lo que querríamos), la vida sigue y se abre paso sin detenerse: suceden cosas a nuestros familiares y amigos, los meses corren y en el trabajo te preguntan cuándo vas a coger tus vacaciones, el clima cambia y haces el cambio de armario… y el tiempo litúrgico también continúa y entramos otra vez en el tiempo ordinario.

El otro día pensaba con vértigo cómo, paradójicamente, se me había pasado volando el tiempo desde Semana Santa. ¡Y ya ha terminado la Pascua! No sé si ha sido porque los días son muy parecidos entre sí cuando los vives en casa sin salir o qué será, pero ya entramos en días “ordinarios”, que suenan a poco festivos, a que no va pasar nada, a anodinos un poco, ¿no?.

Los niños ya tienen la cabeza en el verano, se despistan mucho en las clases online y quieren actividades tipo playa o planes chulos cada día. Así que eso te obliga a no relajarte demasiado y estar despierto para organizar el día a día de forma adecuada. Lo que te pediría el cuerpo es ya un poco de descontrol, de relax, de “no tirar del carro más” de…”pasad un poco de mí y yo de vosotros que tengo que descansar”.

Por eso hoy el desafío en familia es hacer especial lo ordinario. Buscar un aliciente, que no lo hay mayor que Él, para seguir en la brecha: rezando, pidiendo, dando gracias, siendo fiel, sonriendo. Con la perspectiva de que el Señor nunca descansa, para Él siempre es extraordinario cuidarte y quererte.