sábado, 26 de enero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES HACER DE TU FAMILIA UNA ESCUELA DE COMUNIÓN

Pilar y Guillermo tienen 5 hijos: de 21, 19, 14, 11 y 4

*ARRIMANDO EL HOMBRO*

De repente nuestra vida familiar se ha convertido en un precioso caos: con ambos padres centrados en los estudios, justo esta semana se han juntado los exámenes de mi marido con el curso intensivo que estoy haciendo yo, incluidos los dos fines de semana. ¡Cuando nos vemos es para contarnos lo cansados que estamos! En un abrir y cerrar de ojos, la madre de familia ha desaparecido... Pero la vida sigue, y además el resto se ha volcado en colaborar para que pueda sacar el curso, así que cuando llego a casa cada día, ni me doy cuenta de los cacharros sin lavar, ni de las pelusas que corren por el suelo. Sólo me fijo en la cara de felicidad de mis hijos al verme y disfruto de sus abrazos... 


Somos un equipo. La familia es un equipo. Todos colaboramos para sacar este maravilloso proyecto que ha puesto Dios en nuestras manos... es la Iglesia doméstica, se respira comunión. Como explica San Pablo en la lectura de hoy, en la que nos cuenta cómo en la Iglesia cada uno tiene su carisma y pone su granito de arena formando un solo cuerpo, me encanta pensar que mi mini-iglesia funciona así... aunque tengamos a veces tantos fallos y seamos tan imperfectos.

*Hoy el desafío en familia* es hacernos conscientes del regalo precioso que nos ha hecho Dios con nuestra familia: cada hijo es un Don que Dios nos ha prestado para que le ayudemos a crecer. Enseñar a cada hijo su valor y su valía sirviendo en casa es un trabajo de cada día que vale la pena llevar a cabo. Con paciencia, confianza y fe, si le pedimos al Señor que nos guíe, lograremos hacer de nuestra familia una escuela de comunión. 



sábado, 19 de enero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES DEJARSE LLENAR DE ÉL

Pascual y Esther tienen una hija de 2 años 

*TINAJAS VACÍAS*

Unos días arriba y otros abajo, unos fuerte y otros débil, pero hay días que vienen más seguidos de vacas flacas y parece que te sientes vacía. 
Pueden ser retos personales a los que no llegas, temas profesionales que ves cada vez más complicados, el dolor de seres queridos a quienes no puedes consolar, planes familiares que se caen y rompen la estabilidad, la enfermedad que te da donde más duele... 

Sin embargo, cuando crees que estás ahí abajo… Me ha bastado con leer el Evangelio de este domingo y recordar la mirada de mi prometido momentos antes de casarnos. Recuerdo cuando leíamos esta lectura, y me dedico a contemplar qué ocurrió.

Cuando los novios creían que ya no había más vino, cuando me siento vacía, sola, sin confianza, entonces María me ayuda y le avisa a Jesús para pedirle de mi parte que llene las tinajas.
Veo lo necesario de despojarme de todo, de vaciar mi vasija, nada de vino, completamente vacía, para llenarme de Él, mejor dicho, para que Él me llene.

Duele. En esos momentos, no querría ser la novia atenta a todo viendo cómo se acaba y no van a tener vino para todos. Prefiero ser la observadora de otro movimiento, el de mi Madre atenta que vela desde el silencio, avisando con una sencilla frase asertiva a Jesús. Ante un Jesús completamente misericordioso que da el vino, signo de la sangre que derramará por ti y por mí para terminar dándonos la vida eterna.

Por eso, no creamos que al llegar al final del día, la semana, el año, si nos sentimos destruidos, mejor dicho vacíos, es algo malo. Al contrario, sintámonos afortunados de poder dejar la tinaja vacía y entregársela a Él, quien, con un guiño de Nuestra Madre, la llena hasta que sobre después de haberte saciado a ti y los que te rodean en su gran banquete.

*Hoy el desafío en familia* es reconocer los momentos en los que estamos vacíos y llenos. Si estás vacío déjate hoy llenar de su vino. Si estás lleno observa si es de ti, y despréndete; o si es de Él y regocíjate. Demos gracias a la Virgen por su atenta mirada.



sábado, 12 de enero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES ACEPTAR LOS RETOS QUE TENGAS POR DELANTE

Sara y Santi tienen 5 hijos de 11,9,7,3 y 4 meses.

*TENSIÓN PREVIA A LA ACCIÓN*

Ya han pasado las 16 semanas y me tenía que incorporar a trabajar, ¡auch! A la mayoría de las mamás que me he ido encontrando por la vida les agobia bastante el tema de reincorporarse a la vida laboral después del nacimiento de un bebé. Tienes la cabeza llena de logísticas, cuidados, sueño, tiempos, siestas, más logística… En fin, que la vida se te llena de cosas y parece que el trabajo no cabe o que no vas a ser capaz de volver ponerte en “modo profesional”.

El caso es que después de hacerlo, con un poco de estrés, ves que puedes y vas cogiendo, poco a poco, el ritmo de lo que será tu nueva vida. Es, una vez más, eso de que el mundo no se para y tú tienes que subirte o bajarte en marcha, porque no te esperan.

Quien sí te espera, de hecho no te abandona ni antes ni después, es Dios. Incluso, leyendo el Evangelio de hoy, pensaba: hasta se bautiza como nosotros. El Bautismo de Juan era un rito de purificación, un gesto de que al entrar en el agua, morías a tu antigua vida de pecado. Jesús, que no tiene ninguna necesidad de hacerlo, realiza otro gesto más de acercamiento. Es más: va a morir para que nosotros tengamos la Vida con mayúsculas.

Por este motivo, *hoy el desafío en familia* es aceptar los retos que tienes por delante con la seguridad de que tienes a tu lado el apoyo y la cercanía del Señor. Él te dará la fuerza necesaria y te rodeará de quien te pueda acompañar y animar. No dejes de afrontar  lo que venga. Esos trabajos no son en vano, Dios te mira y te dice: “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”. “Sed valientes” nos ha dicho el papa….¡a por ello!


sábado, 5 de enero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES BUSCAR EN LO ESCONDIDO

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 6 y 8 años

*PESEBRE EN GRIEGO*

Los sabios de Oriente llegaron tarde. El momento guay de los ángeles cantando a coro se lo perdieron. De hecho, se les apagó la estrella. Herodes tampoco es que ayudase mucho. Vamos, que por poco no llegan. Lo fácil hubiera sido quedarse en Jerusalén. Le das los presentes a 
Herodes, que está más a mano, y te vuelves a casa. 

Después de tanto tiempo esperando a que llegase el niño Jesús, ha llegado la Navidad… y ni nos enteramos. Se supone que lo estábamos buscando… pero había otras estrellas que lucían más y nos hemos despistado. En el caso de mis sobrinos preadolescentes, su estrella era el Fornite, y un pack de petardos que iban a tirar en Nochevieja. En el de mi hija, el bebé que le han traído los Reyes. En el mío, más triste todavía: mi corazón ha estado puesto en… que no hubiera muchos problemas, en dormir bien, y encontrar algún rato “para mí”. 

Los Magos también se despistaron. Pero llegaron. Y lo más importante: Dios les estaba esperando en  el pesebre. Y a nosotros también. Eso es lo bueno, que la Navidad se repite cada día. Lo malo es que la estrella desaparece. O mejor, se ve muy poco. Porque a Dios le gusta esconderse. Entonces se hizo niño. Ahora se hace pan. Pesebre en griego se dice patena: esa bandejita redonda donde se pone a Jesús hecho pan. 

Me imagino el chasco que debió llevarse Melchor al llegar… a un establo. A lo mejor tenía tanta prisa por volver con Herodes, como yo porque acabe la Misa. Porque, no nos engañemos, no es que sea muy emocionante. Sería más fácil si Dios hiciese más efectos especiales, ¿no? Pero a Dios no le va ese rollo. Se esconde. Y si estamos pendientes de cosas que lucen más, simplemente nos lo perdemos. Pero también nos perdemos la vida, pues lo importante, el amor, está escondido en las cosas pequeñas. 

Por eso *hoy el desafío en familia* es buscar a Dios escondido. Ve al pesebre, a la patena, con tu incienso, tu oro y tu mirra: tus pequeños actos de amor escondido, tus platos lavados, tus sonrisas esforzadas, tus ratos “perdidos”, tu interesarte por la vida de los demás, el tiempo que has tardado en envolver regalos para que nadie se dé cuenta. Y Dios, que vive en lo escondido, te sonreirá. Aunque llegues tarde, como yo.