sábado, 29 de agosto de 2020

HOY EL DESAFÍO ES SEGUIRLE CON LA CRUZ

Antonio e Isabel tienen tres hijos de 9, 8 y un año.

LA VIDA COMO DEBERÍA SER

"¿Por qué tenemos que llevar mascarilla?" Es una de las preguntas que más repiten nuestros hijos. Como si yo no tuviese preguntas: ¿Qué va a pasar con el inicio de curso? ¿Estaremos a la altura como profesores? ¿Qué va a ser de nuestros hijos? Y ante tanta incertidumbre... ¿Quién tiene la culpa? ¿Cuándo va a acabar todo esto?

Ideas repetitivas que no son más que tentaciones disfrazadas de preguntas: una vocecilla que me sugiere lo mismo que le decía Pedro a Jesús, con toda la buena intención del mundo: Cómo vas a morir en la cruz. No puede ser, no debería ser así. Tu vida debería ser de otra manera. 

La cruz no es bonita. La de los demás puede parecerlo, hasta que te toca a ti. Entonces lo único que quieres es quitártela de encima. Como yo, que lo único que deseo es que empiece el cole para deshacerme de mis hijos.

Jesús aparta la tentación: Pedro, piensas como los hombres, no como Dios. Si no te entregas, pierdes la vida. La mascarilla no es un castigo, es una forma de amar, de cuidar de los demás. Si sólo pienso en deshacerme de mis hijos, me habré perdido la etapa más hermosa de mi vida. Si rechazo la cruz, me pierdo la vida, que sólo se gana cuando se entrega. 

Por eso, hoy el desafío en familia es seguirle con la cruz. Cada uno la suya, la que no nos gusta. Seguirle, que es aprender de Él a tomarla sin asco, con amor, con alegría. Seguirle, que es también pedirle ayuda para que la cruz no nos aplaste. Si la cargamos en familia, con Él, entonces la cruz no sólo pesará menos, sino que dará frutos de vida divina que no podemos ni imaginar.