sábado, 28 de marzo de 2020

HOY EL DESAFÍO ES CONFIAR

María y Álvaro tienen dos hijos de 1 y 3 años

LO ÚNICO IMPORTANTE

Nosotros encerrados y casi de cabezazos contra la pared, familiares que dan positivo, amigos ingresados, conocidos que han fallecido... y en mi cabeza surge la pregunta: ¿Dónde está Dios en todo esto? ¿Cómo es posible? Hoy en el Evangelio me identifico con aquel que pregunta: "Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera este?" ¿No podría evitarse tanto sufrimiento? ¿No podría hacerse presente mediante muchos milagros ahora? 

Pero, como siempre, el mismo Evangelio nos contesta: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» 

Y en mi vida el Señor me lo vuelve a decir. Lo único importante es mirar a Dios y poner nuestra vida en Él. El dolor no es absoluto ni es eterno, lo único que es para siempre es Él.
Y aunque no lo entiendo, y no veo cómo esto puede mostrar la gloria de Dios, el ver cómo los profesionales sanitarios se dejan la piel y la gente lo reconoce por las ventanas, el ver cómo tantos otros profesionales relacionados con la alimentación, la seguridad, etc., siguen trabajando sin descanso, cómo padres y madres hacemos teletrabajo y cuidamos de los niños sin que nadie salga por una ventana, respirando hondo y amando en situaciones de estrés y agotamiento y cómo todos, creyentes o no, confían en salir "fortalecidos de esto"... Ver todo esto me muestra que, en esa impronta que Dios dejó en nosotros al hacernos a su imagen, Él hará cosas grandes modelando este dolor y este sufrimiento.

Y por eso hoy el desafío en familia es confiar. Confiar en Dios. Mirarle en la imagen que tengamos en casa y pedirle fuerza y confianza para vivir con fe la situación que a cada uno le toque.

 

sábado, 21 de marzo de 2020

HOY EL DESAFÍO ES ALZAR LA CABEZA

Antonio e Isabel tienen tres hijos, de 9 y 8 años y 7 meses.

TIEMPO DE HÉROES

El jueves pasado, día del padre, se me ocurrió mandar a mis alumnos de 2º y 3º de la ESO grabar un vídeo con el tema "¿Qué es un padre?". Nunca me ha costado tan poco corregir un trabajo, y nunca he visto resultados tan emotivos, y eso que la edad, 14 y 15 años, no es muy favorable a las cursiladas. Y la palabra que más se repetía para definir la paternidad era ésta: HÉROE. 

No puedo evitar pensar en un padre en concreto, que lleva más de dos semanas en la UCI con coronavirus, y en tantos y tantas afectados por la pandemia en todo el mundo. Pienso en lo mucho que tengo que agradecer este nuevo permiso de paternidad que se me ha concedido, aunque sea teletrabajando… y en lo mucho que me cuesta. Este domingo en el Evangelio parece poner palabras a la pregunta que late en mi cabeza: ¿Quién pecó, éste o sus padres? ¿Qué hemos hecho para merecer esto? Pero Cristo me invita a levantar la mirada. "Esto sucede para que se manifiesten en él las obras de Dios". Yo insisto: ¿Y cómo puede la enfermedad de este marido, este padre, manifestar tu obra? Señor, quiero ver, quiero entender, quiero llevar esperanza a mi familia. 

Y esto es lo que resuena en mi corazón: "Porque para mí toda cruz, toda soledad, toda enfermedad y muerte es para Mí una oportunidad de sanación. No tengas miedo. Cuando veáis que pasan estas cosas, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación". 

Y es cierto, Señor, que con esta cuarentena nos has liberado de tantas cosas superfluas. Es lo que pasa con la Cruz, que pulveriza todas nuestras comodidades y, cara a cara con la vida, nos obliga a elegir: puedes seguir escondiéndote, quejándote, tratando de nadar y salvar la ropa, o puedes amar, abrazar tus circunstancias y convertirlas en un acto de amor. 

Por eso hoy el desafío en familia es alzar la cabeza. Levanta la vista de tus límites, deja de compararte, de buscar culpables. Abre los ojos y mira la oportunidad que se te ha concedido para amar. Es tiempo de héroes. Tiempo de jugar con tus hijos, de rezar en familia, de aplaudir en las ventanas, de sacar una sonrisa a los que más lo necesitan. No es tiempo de miedo, de culpas, de rabia. Es tiempo de fe, de esperanza, de amor. 


domingo, 15 de marzo de 2020

HOY EL DESAFÍO ES APROVECHAR EL DESIERTO

Santi y Sara tienen 5 hijos de 12,10,8,4 y 1 años.

YA QUE ESTOY AQUÍ…

Muchos comentarios sobre la Cuaresma llevan a lo mismo, estamos en el desierto, en el lugar de las tentaciones. Y más ahora que nos piden encerrarnos en casa por el coronavirus… Lo cierto es que este año lo siento así especialmente, como si estuviera en tierra yerma y que no doy el fruto esperado, que estoy débil. Tengo Sed. 

El otro día escuchamos a una mujer conversa que hablaba de que ella hacía a veces tres horas de oración. ¡Me pareció alucinante! ¿En serio consigue tres horas? ¡Pero si yo sudo para conseguir algo! La escuchabas cómo te decía que hablaba con Dios y parecía que hablaba con alguien que estuviese sentado a su lado, como si una amiga viniese a tomar un café. ¡Qué maravilla!

Esto me ha hecho reflexionar mucho en el modo en el que vivimos esto de la oración y de por qué no siempre da los frutos esperados (o no los damos nosotros). En realidad estamos en el momento ideal para practicar: en el desierto hay silencio, así que…¿cuál es la excusa? 

Hoy el desafío en familia es aprovechar el desierto para afianzar y estrechar nuestra relación con Dios. De esta manera nos sentiremos más fuertes para afrontar las tentaciones que se nos presentan. Bebamos de la fuente de la Vida y no tengamos más sed.



sábado, 7 de marzo de 2020

ESTA SEMANA EL DESAFÍO ES HACER PALOMITAS

María y Miguel tienen un hijo de 13 años

¡QUÉ RICAS ESTÁN!

Siempre habíamos hecho las  palomitas en el microondas, hasta que mi marido cayó en la cuenta de que nuestro hijo nunca había visto cómo ni de dónde salían. Decidimos comprar los granos de toda la vida y cocinarlas en la sartén para que nuestro adolescente, de trece años, no pensara que salían de una bolsa.  Al principio era un desastre pero poco a poco he ido perfeccionando la técnica. El sábado pasado por fin tuvimos unas buenas palomitas caseras, ¡cómo las disfrutamos! 

La vida familiar es maravillosa, pero solemos correr todos mucho y a veces nos olvidamos de disfrutar con los nuestros. De vez en cuando tenemos que hacer como Jesús: subirnos al Tabor a descansar con los más cercanos.  Sólo así podremos afrontar las dificultades de la vida diaria. Esos momentos de calma y felicidad son un lugar al que volver en la tormenta, lo que nos ayuda a mantenernos en pie.

 Esta semana, el desafío en familia es buscar un hueco para llevar a tu familia al Tabor y que puedan exclamar con Pedro "¡Qué bien se está aquí!": un paseo relajado, un rato en el parque, una película en familia, un desayuno especial, unas palomitas... disfruta en la intimidad de la presencia de los tuyos. Eso te dará fuerzas para enfrentar cualquier dificultad.  ¡Feliz domingo de Cuaresma!