sábado, 26 de octubre de 2019

HOY EL DESAFÍO ES MIRARNOS COMO IGUALES

María y Álvaro tienen una hija de 3 años y un hijo de 8 meses 

OPINIONES PARA TODOS LOS GUSTOS

Desde que nació el enano todo el mundo opina y juzga: si come más o menos, si va muy abrigado o muy poco, si usa o no chupete, si duerme más o duerme menos, así o asá... 

Pero no me engaño: yo hago lo mismo, y lo hago con el que tengo más cerca. Cuántas veces vemos cómo educa a sus hijos nuestro vecino, nuestro amigo, y pensamos: yo lo hago mejor. Bendito sea Dios si puedo darle algo que me funciona, que me ayuda a educar, pero mi mirada muchas veces es la de aquel que se ve superior y da gracias a Dios como el fariseo de la parábola, lleno de soberbia por lo bueno que es uno mismo y lo bien que hace las cosas.

Sin embargo, olvidamos la gran noticia de que nos tenemos unos a otros para ayudarnos y corregirnos, para acompañarnos y alentarnos. Si miramos con humildad, aceptando nuestra pobreza, reconoceremos en los demás una ayuda y un compañero de viaje, y no una vara con que medirnos.

Por eso hoy el desafío en familia es pedir la gracia de mirar al otro, empezando por nuestro cónyuge, como  compañero, como hermano, y mirar juntos a Dios sin buscar destacar por encima de los demás.



sábado, 19 de octubre de 2019

HOY EL DESAFÍO ES PONERSE PESADO

María y Miguel tienen un hijo adolescente de 12 años.

CICLISTA PROFESIONAL 

"Mamá, yo lo que quiero es ser ciclista profesional", me lo decía mi hijo hace muchos meses con cara de aversiteenterasdeunavez. Su primer problema era la bici.  Tuvo una, pero ya se le había quedado pequeña. Primer objetivo: conseguirla. Le explicamos que una bici de carreras, aunque fuera normalita, era cara, que ya veríamos si podríamos comprarla y cuándo.  A partir de ese momento el asunto aparecía en TODAS las conversaciones con TODOS los miembros de la familia. Buscaba apoyo y financiación por doquier. Se llegó a poner tan pesado que una de sus tías lo amenazó con no colaborar en la causa si no se callaba de una vez. Finalmente llegó la bicicleta para su cumpleaños. Fue regalo de sus padres, sus abuelos y sus tíos. ¿Creéis que se quedó satisfecho? Nada más lejos. La ciudad en la que vivimos tiene mucho tráfico y no es fácil salir en bici por carretera, así que ahora la batalla es: "¿Por qué no nos vamos a vivir a otro sitio?" Pero eso ya es harina de otro costal...

La insistencia de mi hijo fue machacona, constante, no conocía el descanso. Igual que la viuda de la parábola de Jesús. Sabía que si no le hacían justicia porque se la merecía, se la harían por pesada. Otra vez el Señor nos anima a pedir sin cansarnos, como el amigo inoportuno. Es cierto que Él sabe lo que necesitamos antes de pedirlo, pero seguro que nos hace bien la insistencia, ¿por qué si no lo recomienda el Evangelio tantas veces?

Hoy el desafío en familia es pedir la bicicleta. Ponte pesado con lo que crees que necesitas, con eso que tanto deseas para ti o para uno de los tuyos. Pide de forma oportuna o inoportuna.  Pide con ganas o sin ellas. Pide en directo o a través de intermediarios, los tienes de todo tipo, desde Santa Teresa de Jesús, cuya fiesta hemos celebrado esta semana, hasta el recientemente canonizado Newman. Piensa que si el juez injusto atendió a la viuda por insistente, ¿qué te va a negar tu buen Padre Dios que es tan justo y te quiere tanto? ¡No pares hasta conseguirlo! ¡Feliz domingo!



domingo, 13 de octubre de 2019

HOY EL DESAFÍO ES AGRADECER LA VIDA

Almudena y David tienen tres hijos de 17, 15 y 13 años.

EL VASO MEDIO LLENO

Cuando tienes hijos adolescentes, a veces corres el peligro de perder la perspectiva. Llevamos tanto tiempo bregando con ellos que parece que lo normal sea discutir y castigar. Llegó un momento en que los tenía a todos castigados: al mayor sin el móvil por traer otro suspenso, al pequeño sin la play por haberse gastado el dinero reservado para el verano, y a la mediana… también sin móvil por decir tacos, quejarse y contestar. 

Ella tenía razón, había sido un castigo desproporcionado. Pero lo había dicho gritando y dando un portazo. "¡Todo lo resuelves castigando!", había sido su última frase. "¡Cuando éramos pequeños nos querías más!"

Y yo, sola en el salón, me hacía la eterna pregunta: ¿Qué he hecho mal, Señor? Y me quejaba: "Señor, ten compasión de esta madre. Necesitamos un milagro. No son sólo mis hijos, también son tuyos…" 

A veces, cuando uno reza, encuentra la respuesta que Dios ha dejado en el fondo del corazón: No vivas el envés de la vida. No te fijes sólo en lo negativo. Vive la vida desde el agradecimiento. ¿Por qué me había dolido tanto la pulla de mi hija? ¿Era verdad que ya no les quería como antes? ¿Cómo podrán sentirse queridos si solo reciben quejas de mí? ¿Cómo aprenderán a ser agradecidos, a no quejarse, si me ven todo el tiempo de malas? 

Hoy el desafío en familia es aprender a agradecer la vida. Seguro que hay motivos para quejarse, pero hay muchos más para estar agradecido. Tú eres el rostro de Dios para tu familia. Que puedan notar su alegría al verlos, la que le hizo decir: "Este es mi hijo amado, en quien me complazco". 



sábado, 5 de octubre de 2019

HOY EL DESAFÍO ES SERVIR GRATUITAMENTE

Antonio e Isabel tienen tres hijos de 9 y 7 años y dos meses.

COLLEJAS DE JESÚS

Este domingo Jesús parece un poco borde. Los apóstoles le piden que les aumente la fe y Él no sólo les responde que tienen menos que un grano de mostaza sino que les cuenta que un servidor no puede quejarse por hacer lo que tenía que hacer.

Y yo, que siempre le escucho como el hermano mayor del hijo pródigo a la puerta de casa, me peleo por dentro como Marta: "J***, con todo lo que hago por mi familia, que no recuerdo mis últimas vacaciones de paternidad, y resulta que nadie me lo va a agradecer…". Con lo cómodos que estábamos ya con los dos niños criaditos... 

Y en esas, me resuena la voz de Jesús. Si tuvieras fe. Si tú supieras. Si te dieras cuenta de lo que te quiero. Si es que no quieres ver el regalo que te he hecho. Si es que no ves que el regalo, la recompensa, es servir, complicarse la vida, desgastarse. Si te dieras cuenta de que no eres tú el que salva a tus hijos, son ellos los que están sacando lo mejor de ti. Si te vieras como Yo te veo florecer cuando te das a los demás. (Y en cada pausa, me imagino una colleja. Cariñosa, claro. Con abrazo final). 

Hoy el desafío en familia es servir con fe, sin esperar la recompensa. No lleves la cuenta de toooodo lo que haces por tus hijos, tu cónyuge, tus padres, tus amigos, etc., y que ellos no te reconocen. Hazlo desde tu pobreza. Porque no eres más que ellos. No se merecen que les sirvas, pero tú tampoco te mereces servirles. Es un honor que te ha dado Dios. Hazlo por amor. Porque te da la gana. Y por Dios. Y da las gracias por tener esa oportunidad de hacerlo.