sábado, 17 de noviembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES CELEBRAR LA VIDA

Guillermo y Pilar tienen 5 hijos de 21, 19, 14, 11 y 4 años.

*CÓMO PASA EL TIEMPO*

Dentro de poco es mi cumpleaños, y el de mi cuarta hija, que cumple 12 añitos. Siempre lo solemos celebrar juntas y es un día muy bonito en familia. Y ya, con la edad que voy teniendo, acercándome al medio siglo, me salen las típicas expresiones… ¡Cómo pasa el tiempo! ¡La vida vuela! ¡Todo pasa tan rápido! Solo mirar a nuestros hijos, sus amigos, la casa, ¡todo ha crecido! Hace nada nos estábamos casando y dentro de poquito celebraremos las bodas de plata. Y es que muchas veces nos gustaría que el tiempo se parara, para disfrutar más de los peques o de momentos maravillosos que después van quedando atrás… 

Pero yo pensaba estos días cuántas cosas maravillosas nos ha regalado Dios, a nosotros como matrimonio y como familia, y me brotaba el agradecimiento, también por los momentos malos, que los hemos tenido, porque nos han reforzado. Se me venía esa cita del Evangelio cuando Jesús cura a diez leprosos y solo uno se vuelve para agradecérselo. Y es que muchas veces, en lugar de dar las gracias por los que me rodean, me surge todo lo contrario: el sentir la carga, el no puedo más, quiero que me la quiten, que otro lo haga por mí, yo dimito, paren el tren que me bajo. 

Y sin embargo, los demás son esas perlas preciosas que Dios nos regala para amar, para coger la cruz, para dar la vida. Cuando alguno de mis hijos se queja de que no le apetece algo que tiene que hacer, yo le pregunto: “¿Tú crees que me apetece a mí hacer la cena para ti todos los días?” Y ya no se queja más: da media vuelta, pone cara de circunstancias y se pone a hacer su obligación.

Y yo me pregunto muchas veces: ¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos esto? Porque parece que hoy día lo que está de moda y lo que ven fuera de casa es lo contrario. Creo que la respuesta a esa pregunta es más fácil de lo que parece: *que nos vean felices*. Si ellos nos ven felices, querrán lo mismo que nosotros vivimos.

Por eso *hoy el desafío en familia* es no olvidarnos de pedirle al Señor esa alegría de amar y de dar la vida, de disfrutar todos los momentos con la familia, con la gente que nos rodea, en todos nuestros ambientes. A veces parece que las circunstancias nos pueden y nos apetece borrar con goma por lo menos por un rato a alguno que tenemos cerca, es muy normal. Pero en esos momentos podemos levantar los ojos al cielo y pedirle al Señor esa capacidad que tenía Él de mirar con misericordia y compasión aunque le estuvieran haciendo tanto daño.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.