sábado, 6 de octubre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES ACOGER LA PROVIDENCIA DE DIOS


Guillermo y Pilar tienen 5 hijos: de 21, 19, 14, 11 y 4

*LOS CAMINOS DEL SEÑOR SON INSONDABLES*

Desde el pasado mes de mayo comenzamos como familia una nueva etapa: sin trabajo, pero con una indemnización y la prestación por desempleo. Desde Dios pensamos que esta situación, a pesar de la incertidumbre en la que nos sitúa, es a la vez una oportunidad para mejorar la conciliación trabajo-familia. Es un paso que nosotros no hubiésemos dado nunca sin este pequeño “empujoncito”. Así que, después de 23 años ejerciendo como informático, nos planteamos un cambio a la enseñanza, lo que implica hacer, para empezar, el máster de profesorado. Es una apuesta arriesgada, pues la indemnización recibida acabará agotándose con los gastos de una familia numerosa.

 “Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa: Tiempo para nacer, y tiempo para morir; tiempo para llorar y tiempo para reír;” Al leer estas palabras del libro de la Sabiduría, me venían a la mente mis tiempos, mis tiempos de trabajo y ahora de paro, tiempos de estudio, de salud, de enfermedad, tiempos que hemos experimentado todos en mayor o menor medida. Y el texto concluye razonando: ”Todo lo que Dios hace llega a su tiempo; pero ha puesto la eternidad en sus corazones, y el hombre no encuentra el sentido de la obra divina desde el principio al fin”. Hay mucha sabiduría en estas palabras. Los caminos del Señor son insondables, nos sobrepasan, siempre son mejores que los nuestros y tenemos que estar dispuestos a acogerlos como lo mejor que nos puede pasar. Esta ha sido nuestra experiencia como familia: los caminos por los que nos ha llevado el Señor no estaban en nuestros planes. Los hemos ido acogiendo más o menos conformes y ahora vemos que han sido lo mejor para la familia a pesar de que ha habido momentos duros.

Por eso *hoy el desafío en familia* es pensar en los tiempos que estamos viviendo actualmente y también en los que ya hemos pasado. Habrá de todo, tiempos buenos y tiempos de cruz y sufrimiento. Redescubrir cómo el Señor va haciendo camino con nosotros. Acogerlos todos como providencia de Dios y como el mejor camino para nuestra santidad y para alcanzar la vida eterna.




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