sábado, 18 de agosto de 2018

HOY EL DESAFÍO ES RECONOCER CUÁL ES NUESTRO CENTRO

María y Álvaro tienen una hija de dos años

*"¿ESTÁS TRISTE?"*

Nuestra hija de 2 años está aprendiendo a identificar emociones: cuando nos hacemos daño nos pregunta si tenemos pupa, cuando nos reímos se ríe también, y cuando nos enfadamos porque desobedece, nos pregunta: "¿Estás triste?"

En esta fase, te das cuenta de que todo lo que haces o dices los niños lo absorben como esponjas.

Ayer se me acercó mi hija, mientras navegaba en el ordenador, dándole vueltas a mis posibilidades laborales de este curso, y me preguntó: "¿Estás triste?" Yo le dije que no, y rápidamente me animé y me puse a jugar con ella a hacer torres de bloques... pero me quedé pensando... ¿Qué les transmitimos a nuestros hijos que nos da la alegría, que nos hace felices? Con nuestros actos, no con nuestros discursos. 

Hoy el Evangelio nos recuerda quién es el que nos da la vida, quién es la fuente de la que mana la alegría: "Si no coméis la carne del Hijo del hom­bre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros". Y es esa vida de la que tenemos que llenarnos y la que tiene que mover nuestro corazón. En nuestra boda leímos el Evangelio de los lirios, y hoy lo recordaba: "Buscad primero el reino de Dios, y lo demás se os dará por añadidura". Cuando estamos tristes es porque hemos quitado a Dios de nuestro centro.

Por eso *hoy el desafío en familia* es volver a centrar la mirada y buscar alimentarnos de Dios, reconociendo que El es el que nos da la alegría de vivir.




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