sábado, 15 de diciembre de 2018

HOY EL DESAFÍO ES ABRIR EL CORAZÓN A LA ALEGRÍA

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 6 y 8 años

*LA TRISTEZA DEL HOMBRE VIEJO*

Huele a Navidad. A una semana de distancia, presentimos la llegada del Señor… y de las vacaciones. A veces estas fiestas nos sorprenden con sentimientos enfrentados: ante tanto amor, y tanta celebración, hay una reacción de rebeldía y de tristeza. 

Unas veces, es sólo que estamos tan cansados que ya no recordamos por qué nos afanábamos tanto: “¿Por qué está todo el mundo tan contento, si yo no puedo con mi alma? ¿Por qué mis hijos quieren que juegue con ellos, con todo lo que queda por hacer?”. Y siento la vida como si fuera un examen al que no quiero presentarme.

Otras veces es más bien que algo en mí se rebela, como Herodes contra ese “nuevo rey” que llega a destronarme. Mi egoísmo, mi comodidad, mis privilegios, sienten nostalgia de esa época en la que eran los reyes, cuando nadie venía a molestar, cuando había tiempo para todo... Es el “hombre viejo” que vive en mí, la posada cerrada al Señor. 
Me pierdo lo más importante, enfrascado en mi tristeza. 

¿Lo que me pierdo? La ilusión, la alegría de los preparativos. Como la que sienten mis hijos cuando preparan el desayuno a mamá y se lo llevan a la cama en una bandeja. Ese momento es tan mágico que a veces mamá se ha hecho la dormida sólo para que ellos puedan prepararlo. 

Estamos tristes cuando nos encerramos. Cuando nos quedamos solos. Pero la vida no es una carrera de obstáculos, ni un examen, es un regalo de quien nos ama. Dios no sólo se hace el dormido para que le lleves el desayuno: se hace hombre, niño, para que le abras la puerta y lo metas en tu casa. Y sí, se le cae la baba contigo. Aunque el desayuno no esté perfecto...

*Hoy el desafío en familia* es abrir el corazón a la alegría. ¿Estás triste? Reza. Contempla a Jesús que llama a tu puerta. Dios quiere dormirse en tus brazos, jugar contigo a la peonza, o a las muñecas, o al cuatro en raya. Quiere compartir su vida con tu familia. No le importa si tu casa está perfecta. Es perfecta para Él. Es todo lo que desea. ¿Estás triste? ¿Por qué no te dejas querer?


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