Silvia y Toño tienen dos hijos de 8 y 10 años
*COMO VELAS QUE NUNCA SE APAGAN*
Se acerca el cumpleaños de nuestra hija y desde hace mucho tiempo le llama la atención unas velas que se colocan encima de la tarta y que una vez encendidas, por mucho que se soplen, nunca se apagan.
*Me encantó orar* en torno a esta imagen y le agradezco a mi hija su insistencia en prestar atención a estas velas: algo tenían que decirnos, algún mensaje que traernos. Era también la oportunidad de transmitirle a nuestra hija la magia que encerraban esas velas.
Velas ancladas y fijas, que en ocasiones se derriten de tanto amor recibido, pero que *permanecen en el Amor primero*. Velas indiferentes a los vaivenes de la vida, no porque no les afecte, sino porque tienen su sustento en base firme.
Velas que en la pobreza son fieles a ese Amor, y que en la riqueza siguen siendo fieles a ese Amor. Velas que no se apagan cuando vienen grandes vientos o fuertes tempestades, más bien velas que mantienen su pequeña o gran llama intacta *y están enraizadas en Lo importante*.
*Hoy el desafío del amor es* pedirle al Señor que con su gracia nos ayude a ser como estas velas, que internamente están ancladas en Él. Que sepamos permanecer como familia en Su Amor tanto en época de sequedad como en época de lluvia. Y que ningún viento, aunque sea bueno, nos despiste de nuestra mirada en Él y de Su misericordia con nosotros. Que sepamos, en el fracaso, acudir al Señor, y en el éxito, agradecerle al Señor. Y que aprendamos que lo importante no acontece nunca fuera de nosotros, sino dentro de nosotros.
*COMO VELAS QUE NUNCA SE APAGAN*
Se acerca el cumpleaños de nuestra hija y desde hace mucho tiempo le llama la atención unas velas que se colocan encima de la tarta y que una vez encendidas, por mucho que se soplen, nunca se apagan.
*Me encantó orar* en torno a esta imagen y le agradezco a mi hija su insistencia en prestar atención a estas velas: algo tenían que decirnos, algún mensaje que traernos. Era también la oportunidad de transmitirle a nuestra hija la magia que encerraban esas velas.
Velas ancladas y fijas, que en ocasiones se derriten de tanto amor recibido, pero que *permanecen en el Amor primero*. Velas indiferentes a los vaivenes de la vida, no porque no les afecte, sino porque tienen su sustento en base firme.
Velas que en la pobreza son fieles a ese Amor, y que en la riqueza siguen siendo fieles a ese Amor. Velas que no se apagan cuando vienen grandes vientos o fuertes tempestades, más bien velas que mantienen su pequeña o gran llama intacta *y están enraizadas en Lo importante*.
*Hoy el desafío del amor es* pedirle al Señor que con su gracia nos ayude a ser como estas velas, que internamente están ancladas en Él. Que sepamos permanecer como familia en Su Amor tanto en época de sequedad como en época de lluvia. Y que ningún viento, aunque sea bueno, nos despiste de nuestra mirada en Él y de Su misericordia con nosotros. Que sepamos, en el fracaso, acudir al Señor, y en el éxito, agradecerle al Señor. Y que aprendamos que lo importante no acontece nunca fuera de nosotros, sino dentro de nosotros.
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