miércoles, 25 de noviembre de 2020

VELAR CONTIGO. ORACIÓN PARA EL I DOMINGO DE ADVIENTO

 Os animamos a orar en familia con la Palabra del primer domingo de Adviento.

  • Puedes descargar el PDF aquí.
Se recomienda leerlo haciendo pausas para que pueda surgir el diálogo con el Señor.

ORACIÓN EN FAMILIA


29/11/2020

I Domingo de Adviento


EVANGELIO

Mc 13, 33-37


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.


Velar. Cumplir la tarea que me has encomendado. ¿Qué quieres de mí, ahora? ¿Si me llamaras a tu presencia, y puedes hacerlo en cualquier momento, estarías contento conmigo?


Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer;


La verdad es que nunca vienes. Me canso de esperar y me busco la felicidad en otros sitios. Más que tú criado, quiero ser tu hijo, tu amigo. Pero me lo pone difícil tu ausencia. No voy a esperar a Navidad a encontrarme contigo. Te quiero ahora. 


 no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.


Y cuando pasas, no me entero. Luego me dirás: "Estuve todo el tiempo contigo, esperando tu amor". Y yo buscándolo sin enterarme. Quiero despertar, sintonizar contigo. Ven, Señor. Hazme sentir tu presencia. 



Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»


Velar es sentirte siempre conmigo, recorrer juntos este camino del Adviento, como lo recorrió tu Madre, llevándote en su vientre. Quiero que crezcas en mí, desde ya. Quiero velarte como velan las madres a sus hijos. Ésa va a ser mi misión este Adviento. Esperarte y contemplar tu crecimiento en mí. Dejarme hacer por tu Espíritu. Dejarme acompañar por ti. Ven, ven ahora, no mañana. Que brille tu rostro y nos salve.


Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Pastor de Israel, escucha,

tú que te sientas sobre querubines, resplandece;

despierta tu poder y ven a salvarnos. 

Dios del universo, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña.

Cuida la cepa que tu diestra plantó,

y al hijo del hombre que tú has fortalecido.

Que tu mano proteja a tu escogido,

al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti;

danos vida, para que invoquemos tu nombre.



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