sábado, 21 de noviembre de 2020

HOY EL DESAFÍO ES ENCONTRARLE EN LA CÁRCEL

Antonio e Isabel tienen tres hijos de 10, 8 y un año. 

DE PARTE DE JESÚS

Hay momentos en los que se ve más claro. Cuando tengo al bebé dormido en brazos, es más fácil sentir que abrazo a Jesús. Lo malo es cuando el bebé berrea a las dos de la mañana porque tiene hambre o ha desbordado la caca. Ahí es más difícil recordarlo: "Tuve hambre y me disteis de comer". Tuve caca y me cambiasteis el pañal… 

"Este abrazo es de parte de Jesús". El otro día en Misa lo vi claro. Sentados en el banco. Acabábamos de comulgar. Mi hija se apoyó en mí y yo la rodeé con el brazo. Entonces me di cuenta de que yo estaba siendo Jesús para ella y ella para mí. Quería que sintiese físicamente el abrazo que Jesús le estaba dando en la comunión. Así que dije en voz alta lo que estaba pensando. Ella no dijo nada. Apoyó la cabeza en mi costado, bajo mi antebrazo, y nos quedamos así, en silencio, hasta que acabó la Misa. Espero que el Señor recibiera ese abrazo de nuestra parte. 

En cambio, me cuesta más cuando ni hija se pone a contestar en modo preadolescente. Ahí, más que ver a Jesús me dan ganas de estrangularla. Pero es precisamente donde me espera el Señor. En la misericordia. "Estuve en la cárcel y vinisteis a verme". No creo que se pueda buscar un sitio donde Jesús esté más escondido que en la cárcel. Y sin embargo, ahí está. 

Por eso, hoy el desafío en familia es ir a buscarle a las cárceles donde más se esconde. Todos nuestros hermanos tienen su propia cárcel, sus propios pozos de fragilidad, donde más desnudos, sedientos y hambrientos están. Y ahí es donde el Señor va a buscarlos. Y ahí es donde te espera a ti. No pases de largo.



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