miércoles, 18 de noviembre de 2020

A MÍ ME LO HICISTEIS. ORACIÓN EN FAMILIA. JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

 Os animamos a orar en familia con la Palabra del próximo domingo, Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
  • Puedes descargar el PDF aquí.
Se recomienda leerlo haciendo pausas para que pueda surgir el diálogo con el Señor.

ORACIÓN EN FAMILIA
22/11/2020
Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo

EVANGELIO
Mt 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. 

El juicio final. Te imagino sentado en tu gloria, ante todas las naciones. Qué afilado es tu conocimiento de cada uno de nosotros. Qué distinto será tu juicio del que hace la historia. Y qué diferente es el juicio que yo hago de mis días...
 Quiero pertenecer a tu rebaño. Quedarme a tu lado. Ser tu oveja. Tú conoces mis comodidades y cobardías. Llévame por el sendero justo. Que no busque tanto tener éxito, o cumplir unas normas, o alcanzar mi autorrealización, como cumplir la vocación para la que he sido creado: para amar. 

Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." 

Desde la creación del mundo nos has preparado un reino. Desde antes de nacer tenías deseos de mí. Y cada día de mi vida has tenido sed y hambre y necesidad de mí. Tú, Dios, de mí, criatura. ¡Qué deseos tengo de saciar tu sed, de visitarte en tu soledad! 

Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Conmigo lo hicisteis. Quiero verte detrás de mis vecinos, de mis compañeros de trabajo, de mis amigos, de mi parroquia, de mi familia. Amarte en ellos. ¡Qué distinto se ve todo cuando lo hago así! Preparar el desayuno es preparártelo. Abrazar es abrazarte. O limpiarte las cacas. O escuchar tus preocupaciones. Alegrarme con tus alegrías. O simplemente verte dormir en la cuna, como te contemplaba tu Madre en el pesebre. ¡Qué fácil tengo quererte!

 Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

Señor, cuántas veces dejo pasar el amor. Cuántas veces las prisas, o el miedo a complicarme la vida, o la presión de unas metas que Tú no me has puesto, hacen que pase de largo. Hazme ser dócil a la voz de tu Espíritu en cada momento. Hazme escuchar tu silbido de buen Pastor. Líbrame de los enemigos que me distraen del verdadero amor. Guíame por el sendero justo ahora, y en la hora final. 

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. 
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. 
Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
 tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. 
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

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