sábado, 23 de diciembre de 2017

HOY EL DESAFÍO DEL AMOR ES VIVIR LA NAVIDAD CON EL ASOMBRO DE LOS PASTORCILLOS

Guille y Pilar tienen 5 hijos, de 20, 18, 13, 11 y 3 años.


*LA INOCENCIA DE UN NIÑO DE 3 AÑOS*
_"Los pastores […] fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían."_ Lc 2, 7.16-18

Estas Navidades están siendo para nosotros especiales, pues el peque, que tiene 3 años y se lleva 7 años con la anterior (¡casi se nos habían olvidado las Navidades con un niño pequeño!) ya se da cuenta de todo lo que ocurre alrededor, y es súper divertido el asombro con el que va viviendo cada acontecimiento. El miércoles pasado fueron los Reyes Magos al cole y todos los niños les entregaron sus cartas, los Reyes los sentaron en sus rodillas y hablaron con cada uno. Luego, al salir de clase, nos contaba con los ojos muy abiertos, llenos de ilusión, cómo se había sentado con el rey de la barba blanca. Cuando le conté que tendría vacaciones de Navidad, me decía entusiasmado que se iba a ir de “cavaciones” a la playa con su amiguito (imaginario) y allí iban a llegar los Reyes Magos. Me tocó explicarle que no, que en Navidad no vamos a la playa porque hace frío y eso sólo es en verano cuando hace calor y nos podemos bañar en el mar.

Los niños son siempre maestros, en estas fechas, de asombro y sencillez, como los pastorcillos de Belén, que fueron rápidamente a contar que habían visto al niño Dios y todo el mundo se maravillaba. Y es que es esto lo que nos enseña la Natividad del Señor: todo un Dios se hace un pequeño bebé, desvalido, necesitado de mil cuidados, nace entre nosotros y se deja en manos humanas, las de María y José, en una pequeña cuevita, y todo esto muy pensado y calculado por nuestro Dios.

Este es el mensaje que nos trae el Señor: es la humildad y la inocencia que tenemos que enseñar hoy en nuestras familias, es abajarse, es hacerse pequeño, es el servicio a los demás, es el desnudarnos de nosotros mismos para descansar en el pesebre. Un reto difícil en nuestra sociedad de hoy, enseñarles la humildad. 

En estas fechas me gustaría que mi familia viviera la Navidad con ese asombro e inocencia con la que la viven los niños pequeños

Por eso *hoy el desafío del amor* es pedirle al Señor que nos dé esa capacidad de asombro, de maravillarnos, semejante a la de los pastores que tuvieron fe y creyeron en el mensaje que anunciaban los ángeles. Que nos dé esa sencillez y humildad que necesitamos para nuestra vida de cada día, no sólo durante las Navidades, sino en todo momento y ocasión.

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