María y Álvaro tienen dos hijos de cinco y dos años y un bebé de meses
PA HABERNOS MATAO
Hace unos días tuvimos un accidente con el coche. Otro automóvil impactó con el nuestro a toda velocidad, dejándonos toda la parte trasera inutilizada. Aunque nadie nos quita mes y medio de nuestro bólido en el taller, nosotros estamos todos bien, más allá de algunas contracturas y estrés.
Y cuando yo, histérica, miraba el coche en el que había estado metida minutos antes con mis hijos, pensaba: "Podíamos habernos matado".
Estos días de Navidad, en medio de un pesebre, Dios nos regala el mayor tesoro: la vida. Pero la VIDA con mayúsculas, que es la Suya. Y que plenifica la nuestra, la llena de sentido y nos recuerda que, aún en estos momentos de tensiones, frustración, impotencia, de sentirse pequeño e inseguro, de fragilidad, tenemos una vida que merece la pena ser vivida, con Él en el centro.
Y quedarnos sin coche es una faena pero mira, Jesús nace en un pesebre, entre animales, van a verle los pastores, lo más humilde del lugar.
Hoy que es el día de la Sagrada Familia miro a mis padres, a mis hermanos y cuñadas, a mi marido y a los niños y solo puedo dar gracias. Porque entre el frío, los animales y los agobios de no tener posada, Él ha nacido, y entre nuestros fríos, nuestros "animales" y nuestros agobios, ha querido nacer también.
Por eso hoy el desafío es descubrir que ha nacido, pararnos y volver a poner en Él los ojos, y darle gracias por nuestra familia, imperfecta pero nuestra.
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