María y Álvaro tienen dos hijos de dos y cuatro años.
¿MIEDO A HABLAR DE LA MUERTE?
Salgo del tanatorio, con una paz interior como hacía tiempo no tenía. Dentro del dolor de la pérdida, la familia está en paz y hoy el difunto me ha hecho un regalo, poder estar en misa con paz y acompañando a amigos muy queridos.
Cuando vimos en casa "El Rey León" (spoiler alert), sentimos que no es fácil hablar de la muerte con los niños. Pero en realidad nos es difícil porque nos cuesta asumirla como el paso que es y traducir eso a los enanos. Cuando éramos pequeños mi madre pintó la muerte y el cielo tan bonito, tras la muerte de mi abuelo, que mi hermano dijo que quería morirse ya e irse al cielo con el abuelo. Y es que no es sencillo aunar dolor y alegría, pérdida y reencuentro, muerte y resurrección.
En el Evangelio de hoy nos dice el Señor: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» No hasta el día de tu muerte, no. Todos los días hasta el fin del mundo. Él nos ha dejado claro que la muerte no es el fin, y al mismo tiempo lloró por Lázaro, pidió a su Padre que, si era posible, pasase el cáliz de la muerte, asumiéndola y abrazándola después. Porque el dolor no está reñido con el Amor, aunque nos cueste entenderlo y más aún vivirlo.
Por eso hoy el desafío en familia es vivir la vida con fe, y pedir luz para vivir la muerte. Perder el miedo a hablar con nuestros hijos del cielo, de la resurrección y la vida eterna.
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