TODO TODO EL RATO
"Mamá, quiero estar contigo todo todo el rato" me dice mi hija mientras se me abraza. Este confinamiento ha hecho que los niños (y creo que todos) por un lado queramos salir como locos a encontrarnos con otros, pero por otro nos hayamos acostumbrado a estar juntos. Y a nuestros hijos, que son pequeños, les cuesta despegarse de nosotros un minuto.
Aunque no es del todo sano, y tiene que ver con que llevan 60 días encerrados con nosotros, encontraba muy apropiado en el Evangelio que el Señor dice que va a estar con nosotros "todos los días, hasta el fin del mundo."
Si nosotros, dentro de las situaciones complicadas que nos toca vivir en este momento, tenemos ese sentimiento de querer abrazarnos a Cristo y pedirle que no nos suelte nunca, como mi hija se me abraza cual koala, Él nos repite, como cualquier enamorado quisiera escuchar: voy a estar contigo todos los días, hasta el fin del mundo.
Por eso hoy el desafío en familia es abrazarnos a Cristo, y evitar la tentación de abrazarnos a la desesperanza, a la queja, a los gritos, a los enfrentamientos... vamos a buscar ese abrazo con la comunión que hemos podido recuperar, con el Señor en la oración (dónde quedó nuestra oración) y pedirle que no nos suelte nunca.
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