sábado, 23 de noviembre de 2019

HOY EL DESAFÍO ES CAMBIAR LA PERSPECTIVA

María y Álvaro tienen una hija de 3 años y un hijo de 8 meses

¿Y TÚ QUÉ MIRAS?

8:25 A.M. Parada en un semáforo, noto cómo el conductor de la furgoneta a mi derecha me hace gestos. Yo, cansada y preparada para recibir críticas o insultos por mi forma de conducir, me giro con mala cara hacia él. Cuál es mi sorpresa cuando veo que sus gestos no son para mí, sino para mi hijo, con quien mantiene una divertida conversación gestual y por la cual los dos están partidos de risa. 

El conductor, viendo que me he girado, me sonríe abiertamente y me dice, en otras palabras, que el enano está partido de risa y que es muy simpático.
Por un lado, me avergüenzo un poco de mi predisposición al girarme. Y por otro, siento una alegría que nace de las sonrisas del buen hombre y de lo animado que veo a mi hijo por el retrovisor. A primera hora de la mañana y recién salida del atasco, este  "encuentro" me ha alegrado el día y ha instalado una sonrisa que se mantiene en el siguiente atasco y que me ha hecho pensar en cómo miramos a los demás.

En el Evangelio de hoy los crucificados miran a Jesús desde dos lados distintos, desde dos miradas, con dos disposiciones muy diferentes. La situación no es muy esperanzadora para ninguno de los tres. Podríamos darle la razón al que deja salir su rabia contra Dios. Pero Jesús nos ha enseñado que hasta la peor de las cruces puede transformarse en una oportunidad de salvación, de amor, de cielo. Sólo hay que abrirse a Él, pedirle ayuda.

Por eso hoy el desafío en familia es mirar a Dios y al otro con una mirada de amor, de esperanza. Esperando el bien del otro. Ver más allá de la cruz de cada día, mayor o menor, más o menos merecida, más o menos esperada, sabiendo que ese sufrimiento puede convertirse en una puerta al Paraíso. Y sabiendo que nunca estamos solos, que Él ha muerto para que nosotros vivamos. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.