sábado, 30 de septiembre de 2017

HOY EL DESAFÍO DEL AMOR ES RENOVAR EL SÍ

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 5 y 7 años.


*SENTIR COMO CRISTO*


Jugando a novios en el cole, nuestra hija de siete años ha sentenciado que para tener hijos había que casarse. Si no, imposible. ¿Y entonces cómo he nacido yo, si mi madre no está casada?, le ha contestado con buena lógica una compañera…


Os podéis imaginar que las preguntas en el coche no han sido fáciles de responder. Ya estaba preparado para explicar de dónde vienen los niños, pero me ha dejado descolocado una pregunta peor: Entonces, si no hace falta casarse para tener hijos, *¿por qué te casas?*


Te casas cuando quieres tanto a alguien que le prometes amarla para toda la vida, creo que le dije. Pero me supo a poco la respuesta, quizá porque esta semana celebramos diez años de casados. ¿Por qué nos casamos? ¿Por qué nos dijimos sí, quiero? ¿Lo dijimos de verdad?
Da mucho miedo pensar que has construido tu vida en un sí quiero vacío, mentiroso. ¿He sido fiel a esa promesa de entregarme entero, o he sido como el de la parábola, que dice sí a su padre y luego no hace lo que le pide?


En la boda, recuerdo que el sacerdote decía: “Compañera te doy, y no sierva, *ámala como Cristo ama a su Iglesia*”. Ahí es nada: mirar a mi mujer como Adán miró a Eva, bueno, ¿pero amar como Cristo? ¿Tener sus mismos sentimientos? ¿Anonadarme hasta la muerte, y muerte de cruz? Porque, ahora me doy cuenta, eso es casarse y no otra cosa. Amar del todo, perder la vida por la otra persona. Esa es nuestra vocación, el encarguito que nos da Dios Padre. Y hemos dicho que sí.

*Hoy el desafío del amor* es renovar el sí. Hoy me voy a entregar. Hoy voy a dar mi vida. Igual que el Señor está tan loco de amor que hasta ha muerto por mí, yo voy a mirar a mi esposa o esposo con esa mirada de Cristo y, con Su ayuda, voy a demostrarle que mi sí de entonces fue un sí de verdad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.