sábado, 19 de junio de 2021

HOY EL DESAFÍO ES COLARSE Y GRITAR

María y Miguel tienen un hijo de 14 años

MALDITA MASCARILLA

«¿Por qué me la tengo que poner?» La pregunta me la hace mi hijo de vez en cuando en tono desafiante, habitualmente en momentos poco oportunos. Yo, la verdad, a veces ya ni le contesto porque se lo he explicado en mil ocasiones, porque realmente no busca que le conteste, sino más bien quejarse, y porque estoy tan harta como él. 

El verano está a la vuelta de la esquina y al cansancio de un curso intenso se une el agotamiento que arrastramos del año pasado. Casi todos acusamos la falta de libertad de este tiempo de pandemia, echamos de menos a parte de la familia o los amigos y estamos hartos de reuniones virtuales o de aforos limitados, por no hablar del maldito tapabocas. Las depresiones y las fobias se han disparado, los psicólogos y psiquiatras están más ocupados que nunca y la economía no consigue levantar cabeza; casi todos tenemos a algún familiar en situación delicada: yo tengo a una hermana con dos hijos muy pequeños que depende de un negocio condenado al cierre si la situación no mejora en breve... Todo esto sin tener en cuenta lo más grave: las muertes y las lesiones que deja el virus a su paso. Me siento a ratos en medio de una tormenta que dura demasiado y no sé si seré capaz de mantener el equilibrio mucho más tiempo. 

Por eso hoy el desafío es colarse en la barca del Maestro. Si estamos con Él sabemos que nunca naufragaremos, aunque tengamos momentos de temor o de auténtico terror, como los discípulos. Con Él siempre estamos a salvo, aunque todo se tambalee a nuestro alrededor. Cuélate en una iglesia y desde lo más profundo de tu corazón grítale lo que te agobia, lo que te temes que hunda tu vida. Verás como el Maestro, al igual que calmó las aguas, trae la calma a tu corazón. Feliz domingo.



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