María y Miguel tienen un hijo de 14 años
PALABROTAS
Aunque nuestro hijo es bastante bueno, la adolescencia es la adolescencia. Últimamente le ha dado por decir palabrotas y me pone de los nervios. La discusión es más o menos intensa dependiendo de la hora del día y el cansancio de ambos. A veces termina con un bufido por su parte y ya está, otras tengo que reprimir mi impulso por darle una bofetada, otras me contento con una mirada asesina después de un enfrentamiento directo con gritos por ambas partes. Alguna vez (las menos) consigo hablarle con serenidad. ¿Por qué no soy capaz de guardar la calma? Al rezar, el Señor me hizo ver que me cuesta tanto porque... ¡yo también las digo!
Las lecturas que hoy nos ofrece la liturgia hacen referencia a la autoridad. Los evangelios insisten muchas veces en que el Señor enseñaba de un modo diferente, como nadie había enseñado antes, porque tenía autoridad. Las bienaventuranzas sonaban hermosas en sus labios porque las vivía y expulsaba a los demonios porque estaba en contacto permanente con su Padre Dios. Algunas veces, cuando nos molesta algo, lo que realmente pasa es que vemos nuestros defectos reflejados en el prójimo, nos falta autoridad en ese aspecto, por eso nos irrita tanto y somos tan intransigentes con el otro.
Esta semana, examínate a fondo ¿qué es lo que más me molesta de mi marido? ¿De mi mujer? ¿De mis hijos? ¿De mi padre o de mi hermana? Sigue la corriente de lo que te molesta. Ahí precisamente debes luchar por mejorar. Pide luces, reza, pon esfuerzo y el Señor hará el resto. ¡Feliz domingo!
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