sábado, 14 de diciembre de 2019

HOY EL DESAFÍO ES ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES

Pascual y Esther tienen una hija de 3 años

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Hace escasos días el Padre Gustavo nos contaba la actualidad de su país, Venezuela, con duras palabras. Nos habló de un verdadero 'monstruo': la desnutrición infantil y del 40% de las embarazadas. Nos habló de los rostros de la miseria: padres que huyen para salvar sus vidas abandonando todo y a todos; ancianos que se quedan sin familia en el país, sin medios de vida y en muchas ocasiones tremendamente enfermos, sin acceso ni a comida ni a medicinas; adolescentes abandonados que buscan en la prostitución un medio de vida; niños buscando en los vertederos de basura algo que comer... Un sin fin de ejemplos que la miseria entreteje cual telaraña en un país sumido en la forzada pobreza.
Me impacta ante esa tremenda situación cómo el Padre nos advierte la necesidad de anunciar el Evangelio: *si no somos capaces de acercarles a Cristo, cuando vayamos al Padre nos pedirá cuentas*. Se nos preguntará cómo nosotros, que hemos sentido profundamente el Amor de Dios, no hemos sido ejemplo y medio para que otros lleguen a Él.

Insiste en hacerlo arrodillándonos ante estos niños, ancianos y adolescentes, sin pensar que les estamos salvando sino haciéndonos conscientes de la realidad, que son ellos quienes nos dan la oportunidad de salvarnos, ellos serán los que nos abran las puertas del cielo. Ellos nos permiten curar al enfermo, sanar heridas, dar de comer y beber al pobre y sediento, porque cuando lo hacemos a uno de ellos se lo hacemos a Cristo.
Ya no tenemos que esperar a otro, Jesús ya está entre nosotros, y en nuestras vidas, de muchas maneras y cada día en todos estos rostros de la telaraña de la miseria. En un pesebre en una noche oscura, fría y sin riquezas, llega el Niño a nuestras repletas y cómodas vidas. 

Hoy el desafío en familia es ser capaces de mirar a los ojos los rostros de la miseria que nos rodean, a kilometros de distancia o bien a escasos metros. Y no quedarnos ahí, compartamos, como preparación de adviento en familia, con ellos nuestras riquezas, para ganarnos tener la oportunidad de ser servidores de Cristo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.