NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO
Hemos pasado las vacaciones, ya casi olvidadas, pero bien disfrutadas. Hemos comenzado el cole con gran esfuerzo, y sin darnos cuenta llegan las rutinas. Y con las rutinas las mismas batallas de siempre, los temidos perennes retos, las luchas, etc... Una de ellas golpea muy fuertemente estos días: 'Vivir en la austeridad'.
Unas veces nos prueba el Señor directamente, otras se sirve de los abuelos para ver si queremos vivir del capricho o en la sobreabundancia. Y me hace reflexionar porque la pregunta más profunda sería: ¿Quieres la felicidad material caduca y efímera? o ¿aspiras a la Felicidad eterna?
Parece una respuesta fácil de dar a bote pronto. Sin embargo, cuando se nos prueba ante regalos desproporcionados, llegan los tíos, abus u otros con regalos en cada visita, simplemente se sobrepasa el malentendido "Los padres educan y los abuelos malcrían" ...
¿Dónde está nuestro papel de padres que quieren y aspiran hacia la verdadera Felicidad?
No es fácil, genera mucha tensión, lucha interna y familiar y seguro que seremos incomprendidos, pero no debemos olvidar el bien mayor que le hacemos a nuestros hijos.
Hoy el Evangelio no duda en darnos una pequeña clave: No podéis servir a Dios y al dinero. ¿Queremos llenar a nuestros hijos de cosas (nuestro mal amado dinero)? o ¿Queremos llenarlos de Su Amor? Esto es servir a Dios, aunque ahora signifique un no al capricho, en realidad es un sí a una vida plena de Felicidad donde la austeridad te enseña lo importante de tu día a día.
Hoy el desafío en familia es detectar dónde nos podemos equivocar o nos estamos equivocando sirviendo a otros dioses. Perdonarnos y pedirLe perdón por ello.
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