sábado, 20 de abril de 2019

HOY EL DESAFÍO ES PONERSE LAS GAFAS DE PASCUA

Antonio e Isabel tienen dos hijos de 7 y 8 años.

*SOLOS EN EL CENÁCULO*

Esta es la noche de las promesas cumplidas. Aunque también es la noche del miedo y la desesperanza. Sin ella, las palabras de Jesús quedan sin sentido. “Si el grano de trigo no muere, queda infecundo…” pero “El que pierda su vida por mí la encontrará…” Tras la muerte de Jesús, aquí encerrados en el cenáculo por miedo a las autoridades, puede parecer que el que pierde su vida… pierde su vida y ya está. 

A veces mi corazón está así: asustado, lamiéndose las heridas. Solo. De boquilla, somos como Pedro. Prometemos ser fieles en las buenas y en las malas, pero llegan las malas y salimos corriendo. Esperábamos un martirio glorioso, y cuando llega en “formato familiar” (pañales, taca taca, malentendidos, enfermedades, apreturas, o simplemente: rutina) salimos corriendo. Tratamos de salvar nuestra vida y es cuando nos hundimos, porque sin fe y esperanza el amor se apaga rápidamente. Y te quedas como Pedro. Ha pasado Jesús con la cruz y le has dado la espalda. 

Pero no todo se queda en la muerte. Jesús, que murió por ti, va a resucitar también por ti. Murió diciendo: “Perdónales porque no saben lo que hacen”. Y regresa para soplar el Espíritu sobre nosotros, para darnos el perdón de los pecados. Pero corremos el riesgo de negarnos a acogerlo.

Por eso, *hoy el desafío en familia* es ponerte las  gafas de Pascua. No estamos solos. Jesús te sale al encuentro, te acompaña en el camino, quiere quedarse con tu familia al atardecer, partir contigo el pan, compartir tus historias, darle sentido a tus cruces. Déjate contagiar de la alegría del Resucitado, y lleva esa Buena Noticia a los demás.


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