*TANTO QUE REFLEXIONAR…*
Leyendo el Evangelio de hoy, intento acompañar al Señor en su camino y dejarme interpelar por Él. ¡Surgen tantas reflexiones y deseos!
Veo, primero, las incoherencias de Pilatos: Señor, él intenta salvarTe porque sabe, en el fondo, que no está obrando bien, pero flaquea. Señor, yo quiero ser valiente en mi vida, defender mi fe y ser coherente viviendo como Tú esperas. Viviendo esa vocación a la que me llamas.
Veo, después, como callas, Señor, ante las muchas preguntas de Herodes: viendo lo fácil que nos resulta saltar ante las provocaciones, tu prudencia y tu mesura son un modelo a seguir.
Veo al pueblo de Jerusalén, y me identifico con él: cómo pasamos en una semana de acogerte con ramos y alegría a pedir tu crucifixión. ¿Somos tan débiles en nuestras convicciones? ¿Tan lábiles?
Veo al buen ladrón: su conversión y su rectitud final me parece una fuente de esperanza para todos. Nuestro momento de entendimiento y de conversión llega cuando estamos preparados. Como también le ocurrió al centurión.
Y te oigo… “Perdónalos porque no saben lo que hacen”: el perdón, esa gran asignatura que tanto nos cuesta. Y Tú… perdonándonos todo lo que Te hicimos, ¡y todos nuestros pecados!
“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”: confiar en el Padre, apoyar en Él nuestras batallas y abandonarse a Él. ¿Será el quid de la cuestión?
*Hoy el desafío en familia* es leer el Evangelio buscando los mensajes que te puedan servir para reflexionar, orar y acompañarLe esta Semana Santa.
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