viernes, 25 de febrero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES ESCUCHAR TUS CONVERSACIONES

María y Miguel tienen un hijo de 15 años

POEMAS DE AMOR

Mi abuela del alma acaba de cumplir 97 años. Aunque pudo ir poco a la escuela, le encanta la poesía, se sabe un montón de memoria. Por su cumpleaños le regalaron un libro de poemas de amor y nos contaba mi madre que ya está pensando a quien le va a leer cada uno... Es adorablemente única.  

A ella nunca se le olvida un cumpleaños y se pasa el día trabajando para los demás: mantas, bufandas,  delantales, manteles... nada se resiste a su creatividad. Está siempre pendiente de sus hijos, sus nietos y sus bisnietos, de las hermanas que le quedan vivas, de sus sobrinos, de sus amigas... de todas las personas a las que quiere. Los tiene siempre presentes y habla de ellos constantemente porque su corazón está lleno de cariño. Y como dice el Evangelio de hoy: "De la abundancia del corazón,  habla la boca".

Hoy el desafío es escuchar tus propias conversaciones, ellas te señalarán lo que hay en tu corazón, lo que te preocupa, lo que te ilusiona, y si no te gusta algo de lo que oyes, pide a Nuestro Señor que, en vísperas de la Cuaresma, te ayude a cambiarlo, para ser un árbol bueno que dé fruto bueno. Feliz domingo.




sábado, 19 de febrero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES SER CREATIVO

 María y Álvaro tienen dos hijos de cinco y tres años y un bebé de meses

"VAMOS A PASEAR, QUE ASÍ HABLAMOS"

Mi marido, el mismo que me dice esto, es el que hace años no podía hablar nada serio hasta que nos sentábamos. De novios quedábamos a dar un paseo y no podía abordar nada de lo que tuviésemos que hablar hasta que encontrábamos un banco, y entonces ya charlábamos. Pero ahora, con los años, los niños, el ritmo de vida... Todo ha cambiado y nuestra forma de comunicarnos también.

Igual que nos es más fácil hablar mientras paseamos, porque aprovechamos ese rato y no hay otras distracciones, con Dios nos ha cambiado también poderosamente la forma de relacionarnos.

Hace años teníamos misas en silencio, oración en la parroquia los jueves, grupo de tal o de cual, momentos de oración, e incluso en algunas fases, misa diaria.

Pero ahora no.

Por eso hoy el desafío es ser creativo en el modo en que nos relacionamos con Dios y con nuestra familia. Dejar de lado lo que no nos funciona y generar dinámicas nuevas. Puede ser rezar en el coche de camino al cole, puede ser leer el evangelio antes de misa (en la que es posible que no te enteres de nada)... Plantéate qué es lo que puedes cambiar o recuperar. El Señor te estará esperando, también de formas siempre nuevas.



sábado, 12 de febrero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES LLORAR

Antonio e Isabel tienen tres hijos de once, diez y dos años. 

"NO ME EXTRAÑA QUE NO TE QUIERA NADIE"

El otro día nuestro hijo mediano, normalmente un preadolescente que ya no se deja besar y que siempre está tratando de llevarse el agua a su tejado, nos sorprendió con una llantina de media hora, tan fuerte que no podía casi ni respirar. 

Al principio pensamos que era por algo que le habíamos dicho (últimamente siempre estamos riñéndole por todo y esta tarde no había sido una excepción), pero cuando logró hablar nos explicó que se había peleado con un niño de su clase y este le había soltado: "No me extraña que seas adoptado y que no te quiera nadie". 

¡Es tan desgarrador ver cómo le parten el corazón a tu hijo! Pero esta es una herida mucho más profunda que la que pueda hacer un niño, y nace de la realidad de saberse abandonado por quien debía quererte. 

Todos tenemos cicatrices, pero algunas heridas cuesta entenderlas más que otras. Y cuesta más aceptar que el Señor nos diga: "Dichosos los que ahora lloráis". 

¿Por qué, Señor, permites el sufrimiento? No lo podemos saber. Pero sí podemos afrontarlo confiando en Él, tomarlo como nuestra cruz de cada día. Podemos convertirlo en amor, vivirlo como parte de nuestra vocación. La cruz te hace abrir los brazos. El dolor nos enseña a ensanchar el corazón. 

Al final, gracias al insulto de su compañero y al mal rato que se llevó nuestro hijo, pudimos asomarnos a su corazón, normalmente tan cerrado en estas edades, y abrazarlo donde antes no habíamos llegado. Después de una hora de llanto, nuestro bebé grande se quedó dormido en brazos de mamá, sereno tras haberse desahogado y tras saber que, pase lo que pase y haga lo que haga nosotros nunca dejaremos de quererlo. 

Hoy el desafío es llorar. No tengas miedo, no trates de volver la espalda a tus fragilidades y tus miserias. El Señor quiere que se las muestres. Él llora contigo, padece contigo. Y aún entre lágrimas, entre sufrimiento y limitaciones, anuncia a tu familia tu esperanza: Él sacará de nuestros males, bienes, y convertirá en gozo nuestra tristeza.




sábado, 5 de febrero de 2022

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES SUMAR

Santi y Sara tienen 5 hijos de 14, 12, 10, 6 y 3 años.

SOLOS NOS AGOTAMOS Y NO PODEMOS.

Llega el día: ¡empezamos otra obra! Sí, ¡otra! Nos hemos mudado aquí hace 2,5 años y llevamos con cosillas más de la mitad del tiempo. ¿Esto va a terminar en algún momento?

Ya sabemos todos que los tiempos de las obras son muy aleatorios, ¿verdad? Lo que iba a ser una semana, pues serán dos y un fin de semana por el medio con todo empantanado.

Hay que reconocer que esto me pone bastante en alerta, pues convivir con polvo y caos de obra y los niños por el medio…se me hace un poco bola, la verdad.

Santi lo ha llevado de lujo, y eso que teletrabajando se ha “comido” todo el ruido y la peor parte. A los niños, incluso, les ha molado el primer día eso de tener plásticos en las puertas y hacer una gimkana para ir al baño. Es decir, me había montado una película de tensión y caos que al final no fue tanta cosa. ¿Otra vez anticipándome y no confiando?

Llega la hora de limpiar y los mayores han dado el Do de pecho. ¡Menudos campeones! En una mañana, la dignidad había vuelto a nuestra casa. ¿Y tanto estrés interno para “nada”?

Hoy el desafío en familia es sumar. Dejar de pensar que tenemos que sacarnos las castañas del fuego solitos, pues NUNCA estamos solos. Nos acompaña nuestra familia (esa que está para lo bueno y lo malo) y contamos con Él para darnos lo que necesitamos en cada momento (no antes, aunque nos gustaría saberlo de antemano, ¿verdad?). No restemos en nuestra cabeza y nuestro corazón sacando a los demás y a Dios de la ecuación: sumemos. No estamos solos.