sábado, 23 de febrero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES VERLE HASTA EN LO MÁS SENCILLO

Santi y Sara tienen 5 hijos de 11,9,7,3 y 5 meses.

*GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.*

¡Hemos comprado piso! No sabía siquiera si ese momento iba a llegar a nuestras vidas, la verdad. Llevábamos tiempo pensando en que estaría bien cambiarnos de piso porque las zonas comunes (cocina, baño…) se nos hacían un poco justas. No pasaba nada por quedarnos, claro, pero esa extraña costumbre que tienen los hijos de crecer empezaba a dificultar las comidas. Las discusiones sobre los pies debajo de la mesa, los codos en cara ajena y los malabares con los platos en la mesa eran ya diarias.

Comienza la búsqueda, sin prisa pero sin pausa, y los precios hacen que te lo tomes como algo a muuuuy largo plazo, ¡pero no! Aparece un anuncio que se ajusta y, con creces, a lo que te conviene, ¡ole!

En medio de la excitación y la emoción te paras a analizar la situación: primero, tus caseros no te vendieron hace unos años el piso en el que vives, y te parecía maravilloso; después, llevabas más de un año recibiendo alertas y no había ningún anuncio que dijeras “éste”; de pronto, ves la oferta y no te lo acabas de creer; cuando ya te decides, te dice el comercial que iban a ir otras personas ya con oferta en mano (que no dudas que mejorarían la tuya); sin embargo, la dueña decide que tiene que esperar a “unos chicos” que le contestan un día después: ¡¡¡¡nosotros!!!!, e increíblemente acepta tu oferta. 

Así que…blanco y en botella: el Jefe tiene TODO que ver con esto porque la alineación de astros no lo explica suficientemente. 

*Hoy el desafío en familia* es verLe hasta en lo más sencillo de nuestras vidas, saber identificarlo y pararnos a darle las gracias por tantos dones que nos da. Incluso por lo que vemos negativo, pues no sabemos lo que nos tiene preparado (y seguro que nos sorprenderá).


sábado, 16 de febrero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES SUFRIR CON ELLOS POR ÉL

Pascual y Esther tienen una hija de 3 años

*DICHOSOS LOS QUE AHORA LLORÁIS, PORQUE REIRÉIS*

Ninguno de nosotros quiere ver sufrir a sus hijos, de ninguna de las formas: enfermedad, accidentes, violencia psicológica, desprecio o burla, complejos graves, discapacidad y un largo etc... Pero todos sabemos que en algún momento nos puede tocar la prueba. Estos días estoy acompañando a una amiga con una hija muy grave, viviéndolo casi en mi propia carne, y he de decir que duele. Sentir a la sangre de tu sangre abrazase a ti con frustración hasta saltarle las lágrimas y no poder darle ninguna explicación lógica, porque ni tú lo entiendes, es momento solo de llorar con ella y CONFIAR.

Nada más darte la noticia (“Tu hija tiene…”) sobrecoge el miedo. Miedo por querer, como madre, llevar la carga tú sola: crees que depende de ti, te ves sin fuerzas, con mucho trabajo por delante que aplasta, que asusta, que te parece imposible tal y como estás hoy... Pero no es así, el cielo sigue siendo azul, sólo te distrae una nube que no te deja ver.

Levanta tu mirada: es hija Suya antes que tuya, y la AMA, con mayúsculas, sin tus limitaciones. No quiere su sufrimiento, pero lo permite para que podáis amaros, y amarla llegando a ese Amor perfecto del Padre. No midas tu fuerza, mídete con la Suya, y entrégate hasta que duela. Entrégate hasta acabar tumbada de agotamiento, destruida por el dolor o por la frustración de la lucha que no cesa. Porque te lo pide hoy hacerlo por ella y para Él, para crecer en el amor, para aprender a amar hacia el Amor Grande.

Por eso hoy cuando el Evangelio dice «dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis», está claro que te llama a la lágrima hoy. Te pide que participes de su sufrimiento, que padezcas con ella para Él, porque cuando soñó tu misión, lo hizo con ella y sus necesidades y tus limitaciones. Te vio aprendiendo a amar hasta el extremo en tus hijos, en sus sufrimientos, en los tuyos, donde se hace grande su Amor, el que te acerca a Él y con el que reirás por siempre.

*Hoy el desafío en familia* es ver las alegrías y los sufrimientos de tu familia, donde ríes y donde lloras. Y hacernos conscientes que esas lágrimas son el paso para la alegría eterna de Amor: nada pasa porque sí, ni en cualquier momento, ni por ninguna causa, y Él lo hace grande porque te quiere.


sábado, 9 de febrero de 2019

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES PERDER EL TIEMPO

María y Miguel tienen un hijo de 12 años

*MAMÁ, DÉJAME RESPIRAR*

"En cuanto lleguemos a casa, te vas corriendo a la ducha y yo preparo la cena" o "Derecho a hacer los deberes que yo tengo que poner una lavadora", afirmaciones como esas son el pan nuestro de cada día en casa.  A veces tengo tal agobio que empiezo a organizar la llegada desde el ascensor o desde la calle, como si se tratara del desembarco de Normandía, y transmito una tensión innecesaria al resto de la familia. Mi hijo responde con frases tipo: "Déjame llegar" o "Déjame respirar" que yo no sé gestionar como debiera. Muchos días las prisas acaban en una discusión y llegamos a la cena con pocas ganas de hablar.

Seguramente porque es lo que necesito, el Señor me hacía ver en el Evangelio de hoy la calma con la que se dirige a sus discípulos. No perdían ni un minuto, pero tampoco se dejaban avasallar por las prisas. Cuando Jesús le pide a Pedro que eche  las redes y él replica, el Señor no lo corta y le contesta: "A ver, Pedro, que no te enteras, obedece que yo sé lo que me hago". Seguro que lo miró con cariño, o suspiró y le dio unos segundos para rectificar. Tuvo paciencia, le dio espacio, y Pedro respondió bien. 

Con frecuencia, seguro que sin mala intención, nos dejamos llevar por la urgencia en familia y nos perdemos lo mejor, la tranquilidad y la calma que se disfruta con las personas más queridas. 

Esta semana *el desafío en familia* es que "pierdas un poco de tiempo" con cada uno de los miembros de tu familia, tres o cuatro minutos, no más. Pregúntale a tu marido o a tu mujer qué tal el día con calma, poniendo los cinco sentidos mientras te contesta.  Explícale a tu hijo o a tu hija alguna cosa sin prisas. Llama a tus padres o a un amigo sólo para preguntarles qué tal están. El amor se asfixia con la exigencia y necesita tiempo gratuito para  crecer, verás que la inversión merece la pena. ¡Feliz domingo!


sábado, 2 de febrero de 2019

HOY EL DESAFÍO ES ENTENDER LOS TIEMPOS DE DIOS

María y Álvaro tienen una hija de 2 años y otro a puntito.

*CON LA MALETA PREPARADA*

A punto de dar a luz,  son días de nervios y de incertidumbre, porque sabes que puede llegar en cualquier momento pero tienes que ser paciente y dejar que el proceso lleve su ritmo. Y resignarse a no saber cuándo y cómo van a suceder los acontecimientos. Tienes la maleta (o la mochila en nuestro caso) ya en el coche, pero no puedes prever ni siquiera si podrás usar el coche o tendrás que ir en taxi al hospital...

A la luz del Evangelio de hoy me venían dos ideas. Por un lado, me imagino de un modo parecido a los judíos esperando la llegada del Mesías, preguntándose si sería Juan, impacientes, deseosos de saber, pero llamados a la espera de los tiempos de Dios. 

Por otro lado, es impresionante ver cómo los hijos son a veces como Juan, son el que viene y trae el mensaje, trae tantas cosas que nos hablan de Dios. Y tenemos que estar atentos a la escucha, y no quedarnos en lo mal que estoy, lo mucho que me duele todo, lo poco que duermo... Todo ello lamentaciones legítimas, vaya por delante, pero que tenemos que saber mirar con perspectiva para descubrir al Señor y su presencia.

Por eso *hoy el desafío en familia* es mirar a nuestro cónyuge y nuestros hijos buscando la presencia de Dios en ellos, y queriendo entender los tiempos, siendo pacientes y acogiendo la vida como nos viene dada.