sábado, 26 de junio de 2021

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES NO PERDER EL FOCO

Sara y Santi tienen 5 hijos de 13, 11, 9, 5 y 2 años.

DISFRUTAR Y APROVECHAR EL VERANO

Y llegó el final del curso, ¡yuju! ¡Se acabó ponerse el tricornio para que se hagan deberes y se estudie! ¡Se acabaron los súper madrugones! (sólo los súper, jeje).

¿Se acabaron las discusiones? ¿Se acabaron las exigencias? 

Esta época es más relajada pero puede ser más caótica. En nuestra casa son típicos los comentarios: “Es verano, no nos vamos a acostar ya, ¿no?”, “Es verano, no TENGO que hacer nada”.

Si a los niños les ponemos cuadernos de vacaciones, tareas y algo de orden para que esto no sea un despiporre y nos volvamos locos… ¿Qué vamos a hacer con nuestra vida espiritual?. Dios no es temporero, no es un Dios sólo de otoño, invierno y primavera. 

Así que hoy el desafío en familia es mantener el foco donde debe estar. Podríamos establecer rutinas nuevas, de verano. Como se dice ahora, ahí van unos tips por si sirven: rezo con mis hijos el rosario o un misterio, trabajo mi presencia de Dios en cada tarea (como si fuésemos a hacerla juntos), rezamos una letanía o un “yo quisiera” cada vez que vemos una iglesia, intentamos leer el evangelio con los niños, besamos una imagen de casa cada día, comentamos en alto reflexiones, damos gracias en alto, intentamos ir a misa con más frecuencia, hacer cine fórum, etc. ¡No dejes para mañana lo que puedas hacer en verano!



sábado, 19 de junio de 2021

HOY EL DESAFÍO ES COLARSE Y GRITAR

María y Miguel tienen un hijo de 14 años

MALDITA MASCARILLA

«¿Por qué me la tengo que poner?» La pregunta me la hace mi hijo de vez en cuando en tono desafiante, habitualmente en momentos poco oportunos. Yo, la verdad, a veces ya ni le contesto porque se lo he explicado en mil ocasiones, porque realmente no busca que le conteste, sino más bien quejarse, y porque estoy tan harta como él. 

El verano está a la vuelta de la esquina y al cansancio de un curso intenso se une el agotamiento que arrastramos del año pasado. Casi todos acusamos la falta de libertad de este tiempo de pandemia, echamos de menos a parte de la familia o los amigos y estamos hartos de reuniones virtuales o de aforos limitados, por no hablar del maldito tapabocas. Las depresiones y las fobias se han disparado, los psicólogos y psiquiatras están más ocupados que nunca y la economía no consigue levantar cabeza; casi todos tenemos a algún familiar en situación delicada: yo tengo a una hermana con dos hijos muy pequeños que depende de un negocio condenado al cierre si la situación no mejora en breve... Todo esto sin tener en cuenta lo más grave: las muertes y las lesiones que deja el virus a su paso. Me siento a ratos en medio de una tormenta que dura demasiado y no sé si seré capaz de mantener el equilibrio mucho más tiempo. 

Por eso hoy el desafío es colarse en la barca del Maestro. Si estamos con Él sabemos que nunca naufragaremos, aunque tengamos momentos de temor o de auténtico terror, como los discípulos. Con Él siempre estamos a salvo, aunque todo se tambalee a nuestro alrededor. Cuélate en una iglesia y desde lo más profundo de tu corazón grítale lo que te agobia, lo que te temes que hunda tu vida. Verás como el Maestro, al igual que calmó las aguas, trae la calma a tu corazón. Feliz domingo.



sábado, 12 de junio de 2021

HOY EL DESAFÍO ES VOLVER AL PADRE

María y Álvaro tienen dos hijos de dos y cinco años y otro en camino

¡MAMÁ, ME HE “PITADO” EL “PINTURÓN”!

Acabo de aparcar y el mico, todo orgulloso  me enseña cómo se ha quitado el cinturón. En ese momento pienso ¡oh, m***, ha aprendido a quitarse el cinturón! Y le digo: “Claro, ahora que ya hemos aparcado, ¿verdad?", consciente de que ya no hay vuelta atrás y habrá que manejar esta nueva adquisición.

Un tipo que hablaba de educación dijo en una conferencia que los padres estamos como locos por que los niños hablen para luego mandarles callar siempre, y deseando que anden para luego decirles que se estén quietos. Y en nuestro caso, hemos fomentado siempre que desarrollen la motricidad, y claro…aprenden a quitarse el cinturón y nos echamos las manos a la cabeza.

En esta fase del curso en que se nos junta todo, estamos cansados, estresados, sin fuerzas, mi marido me recordaba: ahora es cuando más tenemos que rezar, cuando más tenemos que apoyarnos en Él. Pero yo por dentro pienso: “Le tengo abandonado, no queda nada de mi relación con Dios, está oculta bajo mis agobios, los mil quehaceres y… ¿cómo voy ahora a mirarle a Él y apoyarme abandonarme y entregarle mis agobios?”.  Pues igual que nuestros hijos aprenden a quitarse el cinturón y esas destrezas van quedando en su cabecita, nuestra relación con Dios, aunque lleve una capa de polvo, sigue ahí, deseando ser rescatada, deseando una oportunidad para volver a hacerse fuerte, porque no partimos de cero. Igual que esas plantas que parecen muertas pero que un buen jardinero sabe regar y mimar hasta que vuelven a florecer, así está nuestra relación con Dios, esperando que, en estos momentos de embudo vital, le pidamos que tienda su mano.

Por eso hoy el desafío en familia es volver al Padre, poner en sus manos nuestra vida y abandonarnos a Él, y compartir con nuestros hijos algún momento de oración en que pongamos nuestras dificultades actuales en manos de Dios.




sábado, 5 de junio de 2021

HOY EL DESAFÍO ES VER EN LO ESCONDIDO

Antonio e Isabel tienen tres hijos de diez, nueve y un año.

UNOS BUENOS "PRELIMINARES"

En esta época en que se acumula el cansancio y la tarea de los niños, el calor aprieta y la ropa de verano no está donde debería, los campamentos y demás actividades de fin de curso reclaman una atención tan urgente, hay siempre tantos problemas que gestionar, que el estrés y la rutina acaban ocultando, hasta hacer imposible de ver, el brillo de nuestro matrimonio. De ahí que los momentos íntimos entre marido y mujer se conviertan en una tarea más que vamos posponiendo o hacemos casi por obligación. 

En cambio, es muy diferente cuando ese momento de encuentro íntimo se prepara con unos buenos "preliminares": pequeños detalles que lo convierten no en una tarea más, sino en el momento más esperado del día; no en una obligación, sino el punto donde confluye nuestra vocación, nuestro descanso, nuestros anhelo y nuestra ilusión. Últimamente, lo que más le gusta a mi mujer lo que hace que se ponga "en onda" es... ver fotos de años anteriores. No necesitamos ni cena romántica ni velitas, ni contratar una canguro, aunque eso siempre viene bien. Sea lo que sea, esos preliminares sirven para que los dos recuperemos la mirada original del amor primero. 

Pasa algo parecido con los encuentros con Jesús, en misa o en los momentos de oración. Mientras que para nosotros es casi una imposición, para Jesús, la comunión es algo tan esperado que lleva… dos mil años de "preliminares". Él es el Esposo con mayúsculas, que se entrega por nosotros en cada misa, en la pobreza o en la riqueza, en la salud y en la enfermedad, incondicionalmente. No importa cómo estemos nosotros, Él se nos entrega siempre en la Eucaristía. 

Por eso hoy el desafío en familia es ver en lo escondido, desempolvar el amor primero y cuidar esos encuentros con unos buenos "preliminares" entre marido y mujer, y juntos, ofrecer ese amor compartido al Amor con mayúsculas.