sábado, 29 de enero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES SER DISFRUTÓN

María y Miguel tienen un hijo de 15 años

UN DÍA ESPECIAL

Esta semana ha sido el cumpleaños de una de mis hermanas. Cuando la llamé para felicitarla y le pregunté si había hecho algo especial me dijo que sí, que había pasado la tarde en casa jugando con su hijo de seis años: puzzles, legos... una tarde tranquila, disfrutando en familia. Pensé que era una tarde muy bien invertida.

Asociamos un día especial a lo extraordinario (muy necesario de cuando en cuando) y solemos olvidarnos de lo que tenenos habitualmente. Lo damos por supuesto hasta el punto de no valorarlo. ¡Qué gran error! Y no es que no amemos a nuestra familia. Nos puede la rutina, la costumbre, y los agobios de cada día nos impiden ser conscientes de lo felices que somos en el fondo. Las lecturas de este domingo nos vienen a recordar que está muy bien trabajar mucho, ser responsable, sacrificarte por tu familia, tener la casa limpia, contar unos cuentos estupendos, preparar una cena especial y llevar a tus hijos al parque, pero en el fondo, fondo, lo más importante es amarlos. Nada más y nada menos. 

Hoy el desafío es ser disfrutones. Piensa esta semana en un par de momentos de tu vida en familia que te resulten agradables y exprime todo tu amor en ellos, vívelos con intensidad. Yo disfruto mucho el momento de llegar a casa después del trabajo, el de irme a la cama junto a mi marido, el de darle un beso a mi hijo al despertarlo... Elige tus momentos y vívelos de forma consciente, porque hemos sido creados por y para amar. Feliz domingo de tiempo ordinario.




domingo, 23 de enero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES DESEMPOLVAR LOS OÍDOS DEL CORAZÓN

Almudena y David tienen tres hijos de 20, 18 y 16 años.

"SOLO ESTOY MIRANDO LA HORA, MAMÁ"

Desde comienzo de este curso, que mi hija mediana se fue a estudiar fuera de la ciudad, estamos oficialmente con el síndrome del nido vacío: solo nos queda el pequeño, si es que se puede llamar así a un mozo de casi dos metros que estudia 1⁰ de Bachillerato. 

Y ahora que estamos solo los tres, papá, mamá y el "nene", de pronto nos sale con que por qué tiene que ir a Misa, que es una pérdida de tiempo.

De hecho, aunque venga, me cuesta horrores conseguir que no se pase el tiempo mirando el móvil. "Solo es para ver la hora, mamá". Pero yo veo claramente que tiene el corazón en otra parte. Y esa otra parte se llama Elisa y se sienta en su clase dos mesas más allá.

Normal que le interesen más las palabras de Elisa que la Palabra de Dios. Ni Dios ni su madre podemos competir con eso. 

Y esta situación, que ya he vivido con el mayor, me hace pensar en cómo recibo yo la Palabra de Dios. Porque lo único que realmente puede llegar a mi hijo es mi propio ejemplo. ¿Y no es verdad que me paso yo también la Misa mirando la hora? ¿Que pasa el Evangelio, nos sentamos y no me he enterado de nada? ¿Dónde pongo yo el corazón? Porque hoy todos en Nazaret "tenían los ojos puestos en él". Sentían un magnetismo que yo hace tiempo que he convertido en cumplimiento fariseo. 

Hoy el desafío en familia es desempolvar los oídos del corazón. Recuerda la última vez que Su palabra te tocó en lo más profundo, te consoló, te inquietó, te hizo llorar o bailar. Piensa que el Señor te está esperando para encontrarse contigo. En la Palabra y en el Pan. Solo si tú estás "imantada" atraerás a los otros hacia Él.



sábado, 15 de enero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES DEJARSE AYUDAR

Antonio e Isabel tienen tres hijos de once, diez y dos años.

PAREN EL TREN, QUE ME QUIERO BAJAR

Después de unas Navidades completamente atípicas, viendo amigos y familiares dar positivo unos detrás de otros, al final hemos acabado cayendo los cinco en casa. 

Esta semana extra de vacaciones ha tenido mucho más de pesadilla que de regalo. Entre el peque que se despertaba a las dos de la mañana y ya no quería dormir, la mayor preadolescente encerrada en su habitación, el mediano aburrido con ganas de incordiar, todos necesitados de salir a la calle pero sin poder ver a los amigos ni ir a los columpios...

Al final nos ha pasado un poco como a los novios de las bodas de Caná: estábamos sin vino y sin fuerzas para seguir con la fiesta. Si nuestra familia fuera un tren, yo ya estaba a punto de bajarme en marcha. 

Pero resulta que como padre no puedes bajarte del carro (en este caso además porque estábamos confinados). Solo que nosotros no teníamos a quién pedir ayuda, y tampoco estaba María para darse cuenta de que nos faltaba el vino… ¿O sí estaba? 

Hoy el desafío es dejarse ayudar. Primero, yendo a la fuente a pedir ayuda, bien en la oración o bien en el consejo de un buen amigo o en la dirección espiritual. Después, haciendo lo que el Señor te pida, con sencillez. Verás cómo el agua del sufrimiento se convierte en el vino de la alegría que da gloria a Dios. ¡Feliz domingo!







sábado, 8 de enero de 2022

HOY EL DESAFÍO EN FAMILIA ES DEVOLVER EL REGALO

Sara y Santi tienen 5 hijos de 14,12,10, 6 y 3 años.

"NO ME GUSTAN MIS REYES"

"Esto no es lo que pedí en la carta", "A mi hermano siempre le pones lo mejor" y un largo etcétera de quejas que pueden darse cuando los hijos crecen y empiezan a conocer el secreto de los Reyes Magos.

Lógicamente, suele suceder que lo que habían puesto en la carta no les conviene (por ejemplo, el último modelo de móvil), o que los reyes todavía se reservan una sorpresa en casa de los abuelitos. 

¿No crees que a veces nosotros nos portamos igual con Dios? Le tratamos como una máquina expendedora de deseos, cuando el porqué nos pasa lo que nos pasa siempre tiene su sentido (aunque nosotros no siempre lo vemos o lo buscamos, ¿no?).

Si como padres decidimos cuándo dar algo, cuándo y cómo quitarlo… ¿qué no hará Él? A veces me doy cuenta de que valoro algo mucho y que, si no hubiese pasado por una experiencia previa de aprendizaje, no lo habría valorado así.

Así que, en este día del Bautismo del Señor, el desafío en familia es devolverle los muchos regalos que nos hace con esa renovación de los “sí creo / sí renuncio” que se dicen en el credo y con esa intención de educar a nuestros hijos en la fe y en orden a sus enseñanzas.





sábado, 1 de enero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES NO CEDER

 María y Miguel tienen un hijo de 14 años

MONOTEMA

Hace ya mucho tiempo que la mayoría de las conversaciones giran en torno a lo mismo: coronavirus. Es agotador, y es, al margen de lo meramente sanitario, una fuente constante de discusiones y enfrentamientos en las familias. En la mía hay de todo, desde los directamente negacionistas hasta los paranoicos que no paran de lavarse con gel hidroalcohólico. Mi hijo, en plena adolescencia, no acaba de aceptar muchas cosas, de manera que he tenido que recurrir al clásico: "Porque lo digo yo, que soy tu madre".

Esta segunda Navidad con pandemia, en mi familia lo hemos llevado mal. El hastío va ganando terreno y cada vez vemos más lejos la luz al final del túnel. No estábamos preparados para un periodo tan largo... ¿cómo no ceder a la desesperanza? ¿Acabará esto alguna vez? El Evangelio de hoy nos indica el camino: "La luz brilla en la tiniebla". Sé que saldremos de esta, lo sé intelectualmente pero no sé cómo hacerlo, ¿cómo ayudar a los demás? ¿Cómo seguir adelante? El apóstol tiene la respuesta en la segunda lectura: rezar unos por otros y pedir que el Señor nos muestre la esperanza a la que hemos sido llamados.

Hoy el desafío es no ceder a la desesperanza, al pesimismo. Ser luz y fuente de vida para los nuestros. Quizá una luz débil y agotada, pero luz al fin y al cabo. No sabemos cuándo, pero esto acabará y hasta entonces tenemos que rezar y amar, y cuando no podamos más,  recordar que Él es la luz verdadera. ¡Feliz año!