domingo, 23 de enero de 2022

HOY EL DESAFÍO ES DESEMPOLVAR LOS OÍDOS DEL CORAZÓN

Almudena y David tienen tres hijos de 20, 18 y 16 años.

"SOLO ESTOY MIRANDO LA HORA, MAMÁ"

Desde comienzo de este curso, que mi hija mediana se fue a estudiar fuera de la ciudad, estamos oficialmente con el síndrome del nido vacío: solo nos queda el pequeño, si es que se puede llamar así a un mozo de casi dos metros que estudia 1⁰ de Bachillerato. 

Y ahora que estamos solo los tres, papá, mamá y el "nene", de pronto nos sale con que por qué tiene que ir a Misa, que es una pérdida de tiempo.

De hecho, aunque venga, me cuesta horrores conseguir que no se pase el tiempo mirando el móvil. "Solo es para ver la hora, mamá". Pero yo veo claramente que tiene el corazón en otra parte. Y esa otra parte se llama Elisa y se sienta en su clase dos mesas más allá.

Normal que le interesen más las palabras de Elisa que la Palabra de Dios. Ni Dios ni su madre podemos competir con eso. 

Y esta situación, que ya he vivido con el mayor, me hace pensar en cómo recibo yo la Palabra de Dios. Porque lo único que realmente puede llegar a mi hijo es mi propio ejemplo. ¿Y no es verdad que me paso yo también la Misa mirando la hora? ¿Que pasa el Evangelio, nos sentamos y no me he enterado de nada? ¿Dónde pongo yo el corazón? Porque hoy todos en Nazaret "tenían los ojos puestos en él". Sentían un magnetismo que yo hace tiempo que he convertido en cumplimiento fariseo. 

Hoy el desafío en familia es desempolvar los oídos del corazón. Recuerda la última vez que Su palabra te tocó en lo más profundo, te consoló, te inquietó, te hizo llorar o bailar. Piensa que el Señor te está esperando para encontrarse contigo. En la Palabra y en el Pan. Solo si tú estás "imantada" atraerás a los otros hacia Él.



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